Base Marambio (Antártida) - Desde hace más de nueve meses, la Teniente de Navío Lorena Alejandra González vive y trabaja en la Antártida, donde el liderazgo, la responsabilidad y la camaradería son los pilares esenciales para enfrentar los desafíos que se presentan en uno de los ambientes más hostiles del planeta.
En este escenario, la Teniente de Navío González asumió un desafío histórico: convertirse en la primera mujer de la Armada Argentina en ocupar el cargo de Segundo Jefe de Base en Marambio.
Lorena González nació el 9 de enero de 1987 en la ciudad cordobesa de Cosquín, conocida como la Capital Nacional del Folklore. En el barrio La Toma transcurrió casi toda su infancia y adolescencia, hasta que en el 2007 ingresó a la Armada Argentina.
Un grupo de jóvenes cadetes navales brindaron una exposición en su escuela secundaria, la IPEM Nº 157 “Presidente Sarmiento” y lograron motivar a Lorena con sus prolijos uniformes y sus palabras acerca del estilo de vida naval y sus desafíos.
Su hogar en el Valle de Punilla
De su ciudad natal --famosa por el río Cosquín y el festival que congrega a grandes figuras del cantar folklórico argentino-- recuerda las comidas, sobre todo los asados compartidos en familia y las empanadas de su mamá. Lorena es la segunda de seis hermanos: Jesús Pablo, Nahuel, Ayelén, Diego y Claudio. Y cada vez que el servicio se lo permite, regresa a su casa.
En sus tiempos libres disfruta realizar deportes al aire libre y viajar. Ahora que se encuentra en los confines del mundo, busca actividades recreativas para mantener su bienestar mental y físico y el del resto de la dotación.
Fundada en 1969, BAC Marambio se erige sobre una meseta de 200 metros sobre el nivel del mar y es una de las principales plataformas logísticas del país en la Antártida.
Allí conviven 77 almas, entre personal científico y técnico de la Dirección Nacional del Antártico (DNA); meteorólogos y observadores meteorológicos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN); y una dotación militar conjunta de las tres Fuerzas Armadas Argentinas; principalmente el Escuadrón Aeromóvil 1/7 Skúa de la Fuerza Aérea, por la predominante actividad aérea de la base.
Como Segundo Jefe de Base, la Teniente González es responsable de la administración del personal, control operacional y logística, además de la seguridad y prevención de accidentes. La función del cargo es asegurar que Marambio pueda seguir operando si el Jefe de Base no está disponible.
“La base es como una pequeña ciudad donde todos estamos las 24 horas juntos. Convivir y ser jefe en la Antártida demanda un liderazgo que exige, no sólo dar órdenes, sino paciencia, flexibilidad y empatía”, destaca. “Vivimos aislados por largos períodos, con desafíos constantes que van desde el clima extremo hasta el mantenimiento de la moral. Hay que aprender a escuchar y dar una pronta solución a los problemas. El rol del líder muchas veces se transforma en un punto de apoyo, un confidente y consejero para el personal”, explica.
Cuando le notificaron que era la primera mujer naval en ocupar este cargo, significó para ella un orgullo y privilegio, además de una gran sorpresa: “Aunque la Antártida no distingue géneros; lo que cuenta es la capacidad, la preparación y el compromiso. Haber llegado a este puesto es una responsabilidad y una oportunidad para abrir camino”, afirma.
El crecimiento de la presencia femenina en las campañas antárticas ha sido notorio en las últimas décadas, aunque los roles de conducción continúan siendo terreno en expansión, su designación marca un hito histórico y se transforma en una referente para las nuevas generaciones de oficiales.
“Cumplir una función en la Antártida, es como estar en una escuela de liderazgo. Cada día en la Base Marambio es una demostración de trabajo en equipo, superación y compromiso inquebrantable con la misión de defender nuestra soberanía y apoyar la investigación científica”, asegura.
Su formación militar en la Armada Argentina le ha proporcionado las herramientas esenciales para enfrentar los desafíos de un entorno tan extremo y subraya que el mayor desafío de su misión es garantizar que toda la dotación regrese sana y salva al continente: “La seguridad es la prioridad absoluta: cada salida requiere equipos de protección, precaución extrema y paciencia”.
Lorena González concluye animando a los jóvenes a elegir un camino distinto y no temer al desafío: “Anímense a soñar y a descubrir nuevos horizontes; la capacidad y la aptitud están en cada uno, solo hay que atreverse”.(Gaceta Marinera)
Base Marambio (Antártida) - Desde hace más de nueve meses, la Teniente de Navío Lorena Alejandra González vive y trabaja en la Antártida, donde el liderazgo, la responsabilidad y la camaradería son los pilares esenciales para enfrentar los desafíos que se presentan en uno de los ambientes más hostiles del planeta.
En este escenario, la Teniente de Navío González asumió un desafío histórico: convertirse en la primera mujer de la Armada Argentina en ocupar el cargo de Segundo Jefe de Base en Marambio.
Lorena González nació el 9 de enero de 1987 en la ciudad cordobesa de Cosquín, conocida como la Capital Nacional del Folklore. En el barrio La Toma transcurrió casi toda su infancia y adolescencia, hasta que en el 2007 ingresó a la Armada Argentina.
Un grupo de jóvenes cadetes navales brindaron una exposición en su escuela secundaria, la IPEM Nº 157 “Presidente Sarmiento” y lograron motivar a Lorena con sus prolijos uniformes y sus palabras acerca del estilo de vida naval y sus desafíos.
Su hogar en el Valle de Punilla
De su ciudad natal --famosa por el río Cosquín y el festival que congrega a grandes figuras del cantar folklórico argentino-- recuerda las comidas, sobre todo los asados compartidos en familia y las empanadas de su mamá. Lorena es la segunda de seis hermanos: Jesús Pablo, Nahuel, Ayelén, Diego y Claudio. Y cada vez que el servicio se lo permite, regresa a su casa.
En sus tiempos libres disfruta realizar deportes al aire libre y viajar. Ahora que se encuentra en los confines del mundo, busca actividades recreativas para mantener su bienestar mental y físico y el del resto de la dotación.
Fundada en 1969, BAC Marambio se erige sobre una meseta de 200 metros sobre el nivel del mar y es una de las principales plataformas logísticas del país en la Antártida.
Allí conviven 77 almas, entre personal científico y técnico de la Dirección Nacional del Antártico (DNA); meteorólogos y observadores meteorológicos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN); y una dotación militar conjunta de las tres Fuerzas Armadas Argentinas; principalmente el Escuadrón Aeromóvil 1/7 Skúa de la Fuerza Aérea, por la predominante actividad aérea de la base.
Como Segundo Jefe de Base, la Teniente González es responsable de la administración del personal, control operacional y logística, además de la seguridad y prevención de accidentes. La función del cargo es asegurar que Marambio pueda seguir operando si el Jefe de Base no está disponible.
“La base es como una pequeña ciudad donde todos estamos las 24 horas juntos. Convivir y ser jefe en la Antártida demanda un liderazgo que exige, no sólo dar órdenes, sino paciencia, flexibilidad y empatía”, destaca. “Vivimos aislados por largos períodos, con desafíos constantes que van desde el clima extremo hasta el mantenimiento de la moral. Hay que aprender a escuchar y dar una pronta solución a los problemas. El rol del líder muchas veces se transforma en un punto de apoyo, un confidente y consejero para el personal”, explica.
Cuando le notificaron que era la primera mujer naval en ocupar este cargo, significó para ella un orgullo y privilegio, además de una gran sorpresa: “Aunque la Antártida no distingue géneros; lo que cuenta es la capacidad, la preparación y el compromiso. Haber llegado a este puesto es una responsabilidad y una oportunidad para abrir camino”, afirma.
El crecimiento de la presencia femenina en las campañas antárticas ha sido notorio en las últimas décadas, aunque los roles de conducción continúan siendo terreno en expansión, su designación marca un hito histórico y se transforma en una referente para las nuevas generaciones de oficiales.
“Cumplir una función en la Antártida, es como estar en una escuela de liderazgo. Cada día en la Base Marambio es una demostración de trabajo en equipo, superación y compromiso inquebrantable con la misión de defender nuestra soberanía y apoyar la investigación científica”, asegura.
Su formación militar en la Armada Argentina le ha proporcionado las herramientas esenciales para enfrentar los desafíos de un entorno tan extremo y subraya que el mayor desafío de su misión es garantizar que toda la dotación regrese sana y salva al continente: “La seguridad es la prioridad absoluta: cada salida requiere equipos de protección, precaución extrema y paciencia”.
Lorena González concluye animando a los jóvenes a elegir un camino distinto y no temer al desafío: “Anímense a soñar y a descubrir nuevos horizontes; la capacidad y la aptitud están en cada uno, solo hay que atreverse”.(Gaceta Marinera)