Uno de los puntos más controversiales del proyecto de reforma laboral que ingresará en el Congreso en diciembre es la incorporación del vale de comida al sueldo, que al ser no retributivo, no se computará para liquidar indemnizaciones ni para los aportes al régimen jubilatorio.
El Gobierno de Javier Milei insiste para que el Ticket Canasta vuelva a la acción y que los empleadores puedan pagar parte del salario con ellos.
Estos vales, además de reducir el salario, no eran contabilizados a la hora de calcular aportes jubilatorios ni aguinaldos, y además se dejaban de percibir durante las vacaciones y durante las licencias por enfermedad.
Lo que era fuentes de ganancias para los empresarios no se reflejaba en beneficios obtenidos por los trabajadores, que no percibían los tickets durante licencias por enfermedad, por accidente, ni durante las vacaciones, no cobraban aguinaldo sobre tickets, y en caso de tener derecho a percibir una indemnización (ya sea por despido o por incapacidad) en su cálculo no se tomaba en consideración el valor de los tickets.
Además, su valor no se computaba tampoco para el pago de adicionales ni horas extraordinarias.
Ley de Contrato de Trabajo
Los denominados Ticket Restaurant, Canasta, Luncheon o de otras denominaciones fueron moneda corriente en los contratos de los años '90 bajo el paraguas del artículo 103 bis de la ley de Contrato de Trabajo (LCT) que regula los "beneficios sociales no remunerativos" que cubren los empleadores y que no integran el cálculo salarial e indemnizatorio de los trabajadores.
Su utilización fue derogada en 2007 por el Congreso, a instancias de un proyecto de ley impulsado por el abogado laboralista y entonces diputado Héctor Recalde, quien a su vez había expuesto un intento de soborno captado por una cámara oculta en el que empresas de ese rubro intentaban torcer la votación.
Los malos recuerdos permanecen frescos entre los trabajadores, lo cual se puso de manifiesto en la medición realizada a comienzos de año por la consultora Zubán Córdoba, en cuanto a un eventual retorno de los “ticket canasta” como parte del salario de los empleados fue el que más rechazo (81,3%) generó.
Apenas el 13,3% de los consultados sobre los vouchers de compras que circularon en los años ’90 se mostró de acuerdo.
Antídotos contra la hiperinflación
Los tickets canasta nacieron en 1989 para, se adujo, evitar los azotes de la hiperinflación. Eran los albores del uno a uno cuando se sistematizó su implementación por parte de Domingo Cavallo. Los vales alimentarios no tenían descuentos por aportes previsionales y había un aporte patronal del 14 por ciento que iba a las asignaciones familiares.
Al promediar su vigencia en 2005, unas 5000 empresas que operan en el país incorporaron a los tickets como medio de pago, los percibía el 15% (1 millón y medio) de los trabajadores registrados y representaban el 13% de la remuneración.
Mientras funcionó el sistema, el Estado, los trabajadores, sus organizaciones sindicales y las obras sociales perdieron 21.000 millones de dólares, que fueron transferidos al sector empresario. Las empresas que ofrecían el servicio de vales ganaban unos 125 millones de dólares en 2007, cuando se derogó.
Ganancias empresariales
La líder el sector de vales, Accor, tenían tres fuentes de ingresos: cobraban un adicional que rondaba entre el 2% y el 6% del monto total al vender los tickets a la empresa empleadora; le retenían entre un 1,5% y un 6 por ciento al comercio que había recibido los tickets y los canjeaba por efectivo al trabajador, con una tasa de descuento.
En el medio, las empresas emisoras generaban una masa de dinero en efectivo que podían “colocar transitoriamente en el sector financiero para su propio beneficio”, según desgranó el CENDA.
El negocio generado por la masa de dinero que las emisoras de vales podían colocar en el mercado financiero, entre la emisión y la recompra, no está calculada.
De acuerdo con la información difundida por la cámara empresaria, las ganancias anuales por la emisión de tickets oscilaban entre 140 millones y 395 millones de pesos, con un dólar a unos 3,15 pesos a fines de 2007.
Ese monto surgía de calcular las ganancias obtenidas sólo por la venta y recompra de los tickets que recibían 1.417.000 trabajadores ( más del 15% del total de empleados registrados), conforme a los datos de CEVAS.
El grupo francés Sodexho se había convertido en el nuevo líder del mercado nacional de tickets canasta que opera con la marca Luncheon Tickets. Se quedó con su competidor Ticket Total y de esta manera pasó a controlar cerca de la mitad del negocio que en la Argentina.
Hasta ahora, Ticket Total era el tercer jugador en la plaza, mientras que Sodexho le disputa el liderazgo a otra empresa de origen francés, Servicios Tickets, perteneciente al grupo Accor.
Para Ticket Total, se trata del segundo cambio de dueños en los últimos dos años. Hasta 2004, estaba en manos del grupo Argencard, que a su vez era controlada por el fondo de inversión The Exxel Group.

Uno de los puntos más controversiales del proyecto de reforma laboral que ingresará en el Congreso en diciembre es la incorporación del vale de comida al sueldo, que al ser no retributivo, no se computará para liquidar indemnizaciones ni para los aportes al régimen jubilatorio.
El Gobierno de Javier Milei insiste para que el Ticket Canasta vuelva a la acción y que los empleadores puedan pagar parte del salario con ellos.
Estos vales, además de reducir el salario, no eran contabilizados a la hora de calcular aportes jubilatorios ni aguinaldos, y además se dejaban de percibir durante las vacaciones y durante las licencias por enfermedad.
Lo que era fuentes de ganancias para los empresarios no se reflejaba en beneficios obtenidos por los trabajadores, que no percibían los tickets durante licencias por enfermedad, por accidente, ni durante las vacaciones, no cobraban aguinaldo sobre tickets, y en caso de tener derecho a percibir una indemnización (ya sea por despido o por incapacidad) en su cálculo no se tomaba en consideración el valor de los tickets.
Además, su valor no se computaba tampoco para el pago de adicionales ni horas extraordinarias.
Ley de Contrato de Trabajo
Los denominados Ticket Restaurant, Canasta, Luncheon o de otras denominaciones fueron moneda corriente en los contratos de los años '90 bajo el paraguas del artículo 103 bis de la ley de Contrato de Trabajo (LCT) que regula los "beneficios sociales no remunerativos" que cubren los empleadores y que no integran el cálculo salarial e indemnizatorio de los trabajadores.
Su utilización fue derogada en 2007 por el Congreso, a instancias de un proyecto de ley impulsado por el abogado laboralista y entonces diputado Héctor Recalde, quien a su vez había expuesto un intento de soborno captado por una cámara oculta en el que empresas de ese rubro intentaban torcer la votación.
Los malos recuerdos permanecen frescos entre los trabajadores, lo cual se puso de manifiesto en la medición realizada a comienzos de año por la consultora Zubán Córdoba, en cuanto a un eventual retorno de los “ticket canasta” como parte del salario de los empleados fue el que más rechazo (81,3%) generó.
Apenas el 13,3% de los consultados sobre los vouchers de compras que circularon en los años ’90 se mostró de acuerdo.
Antídotos contra la hiperinflación
Los tickets canasta nacieron en 1989 para, se adujo, evitar los azotes de la hiperinflación. Eran los albores del uno a uno cuando se sistematizó su implementación por parte de Domingo Cavallo. Los vales alimentarios no tenían descuentos por aportes previsionales y había un aporte patronal del 14 por ciento que iba a las asignaciones familiares.
Al promediar su vigencia en 2005, unas 5000 empresas que operan en el país incorporaron a los tickets como medio de pago, los percibía el 15% (1 millón y medio) de los trabajadores registrados y representaban el 13% de la remuneración.
Mientras funcionó el sistema, el Estado, los trabajadores, sus organizaciones sindicales y las obras sociales perdieron 21.000 millones de dólares, que fueron transferidos al sector empresario. Las empresas que ofrecían el servicio de vales ganaban unos 125 millones de dólares en 2007, cuando se derogó.
Ganancias empresariales
La líder el sector de vales, Accor, tenían tres fuentes de ingresos: cobraban un adicional que rondaba entre el 2% y el 6% del monto total al vender los tickets a la empresa empleadora; le retenían entre un 1,5% y un 6 por ciento al comercio que había recibido los tickets y los canjeaba por efectivo al trabajador, con una tasa de descuento.
En el medio, las empresas emisoras generaban una masa de dinero en efectivo que podían “colocar transitoriamente en el sector financiero para su propio beneficio”, según desgranó el CENDA.
El negocio generado por la masa de dinero que las emisoras de vales podían colocar en el mercado financiero, entre la emisión y la recompra, no está calculada.
De acuerdo con la información difundida por la cámara empresaria, las ganancias anuales por la emisión de tickets oscilaban entre 140 millones y 395 millones de pesos, con un dólar a unos 3,15 pesos a fines de 2007.
Ese monto surgía de calcular las ganancias obtenidas sólo por la venta y recompra de los tickets que recibían 1.417.000 trabajadores ( más del 15% del total de empleados registrados), conforme a los datos de CEVAS.
El grupo francés Sodexho se había convertido en el nuevo líder del mercado nacional de tickets canasta que opera con la marca Luncheon Tickets. Se quedó con su competidor Ticket Total y de esta manera pasó a controlar cerca de la mitad del negocio que en la Argentina.
Hasta ahora, Ticket Total era el tercer jugador en la plaza, mientras que Sodexho le disputa el liderazgo a otra empresa de origen francés, Servicios Tickets, perteneciente al grupo Accor.
Para Ticket Total, se trata del segundo cambio de dueños en los últimos dos años. Hasta 2004, estaba en manos del grupo Argencard, que a su vez era controlada por el fondo de inversión The Exxel Group.