Hoy queda libre el hombre que apuñaló a su pareja en Rawson

Es el caso de la portera que fue atacada dentro del predio de un colegio. También la había amenazado de muerte.

20 MAY 2014 - 22:15 | Actualizado

Gladys Farías está desesperada y vive un infierno de miedo. Hoy al mediodía la justicia dejará libre al hombre que una noche la obligó a desnudarse y quiso pegarle con una maza de albañil. Unos días después, la siguió hasta el colegio donde trabaja como portera en Rawson y la atacó con un cuchillo, provocándole una herida en la pierna. Y además amenazaba con matarla en forma permanente. Todo porque ella quiso terminar con una relación que no llegó al año. Gladys tiene 32 años. Y su ex pareja, que es empleado de Obras Públicas en el Gobierno de la provincia, 31. Un caso de violencia de género que se suma a otros miles, y que a partir de hoy, podría comenzar a escribir la peor parte de la historia. “Yo creo que hasta que no me mate no para”, le dijo ayer Gladys a Jornada.

“Entorpecimiento”

La decisión de dejar libre al hombre es del juez Darío Arguiano. Le imputó “entorpecimiento” porque según dice la justicia, la mujer sólo recibió heridas leves. Pero el sábado pasado, allanaron la casa del hombre y secuestraron cinco chips de celular. Allí se encuentran los mensajes intimidatorios y con amenazas de muerte a la que fue sometida la mujer durante muchos meses.

Cuando quiso pegarle con la maza, estaba en su casa y aparecieron varios de sus familiares. Después la siguió con un filoso cuchillo hasta la Escuela 167 donde trabaja. Ella se dio cuenta que venía detrás y se paró para enfrentarlo.

Forcejearon, el hombre arrojó un puntazo al estómago pero de casualidad y debido al mencionado forcejeo, el cuchillazo sólo le rozó una pierna. Por esta agresión, el hecho cobró notoriedad en la capital de la provincia y en toda la provincia.

Pero ahora Gladys está aterrorizada. Está recibiendo atención permanente del Servicio de Asistencia a la Víctima pero tuvo que dejar de ir a trabajar. Tampoco manda a sus hijos al colegio porque el hombre se presentó varias veces como si fuera el padre y existe temor que los agreda. Y es más: le manda mensajes con frases eróticas sobre el cuerpo de sus dos hijas mujeres que tienen 14 y 16 años. Gladys también tiene un hijo varón de 18. Y están todos muy asustados.

“Me tuve que mudar, ya no vivo en Rawson, aunque no tengo custodia. Sólo la compañía de la gente de Asistencia a la Víctima. Pero yo digo ¿van a tener que estar siempre conmigo?. Mis chicos dejaron de ir al colegio y así no podemos vivir. Es más, no sé si nos vamos a recuperar de esta pesadilla”.

Sustancia

La relación entre Gladys y el empleado de la provincia comenzó hace aproximadamente un año. Todo fue bien hasta que ella comprobó que él consumía alguna sustancia prohibida. Entonces decidió cortarla. Pero él nunca lo aceptó. Primero comenzó a quedarse en su casa a dormir en un sofá, después empezó a comprarle muebles como queriendo conquistarla. Y lo de siempre: prometió que iba a dejar de tomar lo que tomaba.

Todo cambia

Pero hace un tiempo todo cambió. El muchacho se puso cada vez más violento. Primero fueron intimidaciones. Y después se llegó directamente a la agresión. En casi todos los casos le prometía que la iba a matar. Un día le dijo que lo haría “para que sufran tus hijos”. Y también según el testimonio de la mujer la advirtió que “la tercera vez no voy a fallar”. Testimonio demasiado fuerte como para que todo quede en una prisión de tres días y después el hombre, quien además no respetó nunca la prohibición de acercamiento (que por otra parte nadie controla) salga nuevamente en libertad lo que llena de temor, angustia y desesperación a Gladys y a sus hijos.

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20 MAY 2014 - 22:15

Gladys Farías está desesperada y vive un infierno de miedo. Hoy al mediodía la justicia dejará libre al hombre que una noche la obligó a desnudarse y quiso pegarle con una maza de albañil. Unos días después, la siguió hasta el colegio donde trabaja como portera en Rawson y la atacó con un cuchillo, provocándole una herida en la pierna. Y además amenazaba con matarla en forma permanente. Todo porque ella quiso terminar con una relación que no llegó al año. Gladys tiene 32 años. Y su ex pareja, que es empleado de Obras Públicas en el Gobierno de la provincia, 31. Un caso de violencia de género que se suma a otros miles, y que a partir de hoy, podría comenzar a escribir la peor parte de la historia. “Yo creo que hasta que no me mate no para”, le dijo ayer Gladys a Jornada.

“Entorpecimiento”

La decisión de dejar libre al hombre es del juez Darío Arguiano. Le imputó “entorpecimiento” porque según dice la justicia, la mujer sólo recibió heridas leves. Pero el sábado pasado, allanaron la casa del hombre y secuestraron cinco chips de celular. Allí se encuentran los mensajes intimidatorios y con amenazas de muerte a la que fue sometida la mujer durante muchos meses.

Cuando quiso pegarle con la maza, estaba en su casa y aparecieron varios de sus familiares. Después la siguió con un filoso cuchillo hasta la Escuela 167 donde trabaja. Ella se dio cuenta que venía detrás y se paró para enfrentarlo.

Forcejearon, el hombre arrojó un puntazo al estómago pero de casualidad y debido al mencionado forcejeo, el cuchillazo sólo le rozó una pierna. Por esta agresión, el hecho cobró notoriedad en la capital de la provincia y en toda la provincia.

Pero ahora Gladys está aterrorizada. Está recibiendo atención permanente del Servicio de Asistencia a la Víctima pero tuvo que dejar de ir a trabajar. Tampoco manda a sus hijos al colegio porque el hombre se presentó varias veces como si fuera el padre y existe temor que los agreda. Y es más: le manda mensajes con frases eróticas sobre el cuerpo de sus dos hijas mujeres que tienen 14 y 16 años. Gladys también tiene un hijo varón de 18. Y están todos muy asustados.

“Me tuve que mudar, ya no vivo en Rawson, aunque no tengo custodia. Sólo la compañía de la gente de Asistencia a la Víctima. Pero yo digo ¿van a tener que estar siempre conmigo?. Mis chicos dejaron de ir al colegio y así no podemos vivir. Es más, no sé si nos vamos a recuperar de esta pesadilla”.

Sustancia

La relación entre Gladys y el empleado de la provincia comenzó hace aproximadamente un año. Todo fue bien hasta que ella comprobó que él consumía alguna sustancia prohibida. Entonces decidió cortarla. Pero él nunca lo aceptó. Primero comenzó a quedarse en su casa a dormir en un sofá, después empezó a comprarle muebles como queriendo conquistarla. Y lo de siempre: prometió que iba a dejar de tomar lo que tomaba.

Todo cambia

Pero hace un tiempo todo cambió. El muchacho se puso cada vez más violento. Primero fueron intimidaciones. Y después se llegó directamente a la agresión. En casi todos los casos le prometía que la iba a matar. Un día le dijo que lo haría “para que sufran tus hijos”. Y también según el testimonio de la mujer la advirtió que “la tercera vez no voy a fallar”. Testimonio demasiado fuerte como para que todo quede en una prisión de tres días y después el hombre, quien además no respetó nunca la prohibición de acercamiento (que por otra parte nadie controla) salga nuevamente en libertad lo que llena de temor, angustia y desesperación a Gladys y a sus hijos.


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