Editorial / La insulsa visita de Macri, los reclamos de Arcioni y la delicada armonía que se viene

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20 OCT 2018 - 21:57 | Actualizado

No se dejen engañar por este gato”, le dijo un cliente a los empleados de la panadería “El Artesano” de Comodoro Rivadavia, frente al mismísimo presidente Mauricio Macri. Fue un momento tenso, algo insólito, que causó risas disimuladas entre los presentes. Pero, también, un símbolo de lo que piensa la mayoría de los chubutenses sobre el jefe de Estado y su alianza de gobierno.

La anécdota fue, además, lo más destacado de la segunda visita del año de Macri a tierras chubutenses. Ya había estado en enero para inaugurar la ampliación del parque eólico de Rawson y ahora fue hasta la zona sur provincial a algo similar: cortar las cintas del parque eólico de YPF en Manatiales Behr.

En los dos lugares hizo lo mismo: llegó en helicóptero desde el aeropuerto, esquivó a la gente, habló poco, sin sustancia –como suele hacerlo- y se fue rápido, espantado por el fuerte viento.

Las dos visitas presidenciales a Chubut dejaron poco y nada, como si hubiera saña contra una provincia en donde la imagen positiva del Presidente nunca pudo superar a la negativa. Es más, en donde el rechazo popular contra sus políticas es cada vez más evidente.

“Sabor a poco”

Fue la frase que utilizó el gobernador Mariano Arcioni para sintetizar la visita de Macri. El mandatario provincial fue a recibirlo al Aeropuerto de Comodoro Rivadavia y tuvo tiempo de expresarle su punto de vista. Le dijo que le hubiera gustado que recorra la ciudad que hace algo más de un año fue escenario de una de los peores temporales que haya sufrido la región, dejando un caos que todavía no ha terminado; que charle con los vecinos y que se reúna con el intendente Carlos Linares y su equipo para conocer de primera mano las demandas insatisfechas.

Pero Macri escuchó a Arcioni como si le estuviera hablando en otro idioma, sonrió, siguió saludando gente que no sabía ni quién era y continuó con su paso autista por la ciudad petrolera.

El gobernador, inclusive, no tuvo problema en salir en defensa de Linares, con quien está distanciado desde hace un tiempo y tienen visiones políticas distintas: “Si uno escucha los reclamos permanentes del intendente por la falta del cumplimiento de la palabra y de los compromisos asumidos desde Nación, tiene razón en todo”, señaló Arcioni. “Ellos –por Nación- no han efectuado los depósitos ni las transferencias de fondos, generando que las obras estén paradas. El mayor compromiso que tenía que anunciar Macri con Comodoro era terminar las obras vinculadas a la catástrofe y no lo hizo”, disparó.

Firma

Arcioni cerró su semana de tensión con el Gobierno nacional firmando, finalmente, la adenda del Consenso Fiscal que tanto le reclamaba la Casa Rosada y que el chubutense resistió lo suficiente como para ser el último gobernador que la firmara.

La firma permitirá avanzar en la refinanciación del Fondo Fiduciario por $ 700 millones, lo que implica para la Provincia un poco más de oxígeno para seguir ordenando sus cuentas, reactivar la obra pública y buscar un escenario de equilibrio del Estado, según el orden de prioridades que les puso Arcioni a su equipo de Gobierno.

La firma de la adenda le permitió a Chubut salir a reclamar que le devuelvan fondos que le habían retenido desde Nación. En un principio le habían descontado $ 1.501 millones pero luego fueron devueltos alrededor de $ 560 millones. Lo que Arcioni quiere ahora es que, además de refinanciar $ 700 millones, le devuelvan las retenciones que nos hicieron en su momento.

La sensible mejora de las cuentas públicas son una grata noticia después de muchos meses en los que Chubut estuvo en medio del túnel, a oscuras y sin siquiera adivinar si había una luz al final del camino.

Hoy pudo bajar a dos tramos el pago de sueldos públicos y trabajan contrarreloj en un proyecto para poder salir de manera definitiva del pago escalonado, además de empezar a cumplir con la cláusula gatillo que se había acordado en su momento con los gremios de empleados estatales.

En Economía no quieren ni escuchar hablar de fechas, pero en Fontana 50 arriesgan: en noviembre, o más tardar en diciembre, se saldría del pago escalonado.

Claro que salir de “terapia intensiva”, ordenar un poco las cuentas y pensar en que la reelección no es una utopía, tiene sus costos. Los gremios estatales ya comenzaron a meter presión con una recomposición salarial y esta semana que arranca mañana habrá movidas sindicales marcando la cancha.

Arcioni sabe que tiene que ser medido a la hora de hablar de los progresos porque del otro lado hay reclamos atrasados esperando. Sería un error festejar antes de tiempo y, para los gremios, creer que ya se puede volver a apretar la teta del Estado con la fuerza de otros tiempos.

“Todo en su medida y armoniosamente”, dice una vieja frase que el general Juan Domingo Perón le tomó prestada a Pericles, el jefe político y militar de la antigua Atenas. Siempre hay que manejar los tiempos porque ningún desborde conduce a la victoria.

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20 OCT 2018 - 21:57

No se dejen engañar por este gato”, le dijo un cliente a los empleados de la panadería “El Artesano” de Comodoro Rivadavia, frente al mismísimo presidente Mauricio Macri. Fue un momento tenso, algo insólito, que causó risas disimuladas entre los presentes. Pero, también, un símbolo de lo que piensa la mayoría de los chubutenses sobre el jefe de Estado y su alianza de gobierno.

La anécdota fue, además, lo más destacado de la segunda visita del año de Macri a tierras chubutenses. Ya había estado en enero para inaugurar la ampliación del parque eólico de Rawson y ahora fue hasta la zona sur provincial a algo similar: cortar las cintas del parque eólico de YPF en Manatiales Behr.

En los dos lugares hizo lo mismo: llegó en helicóptero desde el aeropuerto, esquivó a la gente, habló poco, sin sustancia –como suele hacerlo- y se fue rápido, espantado por el fuerte viento.

Las dos visitas presidenciales a Chubut dejaron poco y nada, como si hubiera saña contra una provincia en donde la imagen positiva del Presidente nunca pudo superar a la negativa. Es más, en donde el rechazo popular contra sus políticas es cada vez más evidente.

“Sabor a poco”

Fue la frase que utilizó el gobernador Mariano Arcioni para sintetizar la visita de Macri. El mandatario provincial fue a recibirlo al Aeropuerto de Comodoro Rivadavia y tuvo tiempo de expresarle su punto de vista. Le dijo que le hubiera gustado que recorra la ciudad que hace algo más de un año fue escenario de una de los peores temporales que haya sufrido la región, dejando un caos que todavía no ha terminado; que charle con los vecinos y que se reúna con el intendente Carlos Linares y su equipo para conocer de primera mano las demandas insatisfechas.

Pero Macri escuchó a Arcioni como si le estuviera hablando en otro idioma, sonrió, siguió saludando gente que no sabía ni quién era y continuó con su paso autista por la ciudad petrolera.

El gobernador, inclusive, no tuvo problema en salir en defensa de Linares, con quien está distanciado desde hace un tiempo y tienen visiones políticas distintas: “Si uno escucha los reclamos permanentes del intendente por la falta del cumplimiento de la palabra y de los compromisos asumidos desde Nación, tiene razón en todo”, señaló Arcioni. “Ellos –por Nación- no han efectuado los depósitos ni las transferencias de fondos, generando que las obras estén paradas. El mayor compromiso que tenía que anunciar Macri con Comodoro era terminar las obras vinculadas a la catástrofe y no lo hizo”, disparó.

Firma

Arcioni cerró su semana de tensión con el Gobierno nacional firmando, finalmente, la adenda del Consenso Fiscal que tanto le reclamaba la Casa Rosada y que el chubutense resistió lo suficiente como para ser el último gobernador que la firmara.

La firma permitirá avanzar en la refinanciación del Fondo Fiduciario por $ 700 millones, lo que implica para la Provincia un poco más de oxígeno para seguir ordenando sus cuentas, reactivar la obra pública y buscar un escenario de equilibrio del Estado, según el orden de prioridades que les puso Arcioni a su equipo de Gobierno.

La firma de la adenda le permitió a Chubut salir a reclamar que le devuelvan fondos que le habían retenido desde Nación. En un principio le habían descontado $ 1.501 millones pero luego fueron devueltos alrededor de $ 560 millones. Lo que Arcioni quiere ahora es que, además de refinanciar $ 700 millones, le devuelvan las retenciones que nos hicieron en su momento.

La sensible mejora de las cuentas públicas son una grata noticia después de muchos meses en los que Chubut estuvo en medio del túnel, a oscuras y sin siquiera adivinar si había una luz al final del camino.

Hoy pudo bajar a dos tramos el pago de sueldos públicos y trabajan contrarreloj en un proyecto para poder salir de manera definitiva del pago escalonado, además de empezar a cumplir con la cláusula gatillo que se había acordado en su momento con los gremios de empleados estatales.

En Economía no quieren ni escuchar hablar de fechas, pero en Fontana 50 arriesgan: en noviembre, o más tardar en diciembre, se saldría del pago escalonado.

Claro que salir de “terapia intensiva”, ordenar un poco las cuentas y pensar en que la reelección no es una utopía, tiene sus costos. Los gremios estatales ya comenzaron a meter presión con una recomposición salarial y esta semana que arranca mañana habrá movidas sindicales marcando la cancha.

Arcioni sabe que tiene que ser medido a la hora de hablar de los progresos porque del otro lado hay reclamos atrasados esperando. Sería un error festejar antes de tiempo y, para los gremios, creer que ya se puede volver a apretar la teta del Estado con la fuerza de otros tiempos.

“Todo en su medida y armoniosamente”, dice una vieja frase que el general Juan Domingo Perón le tomó prestada a Pericles, el jefe político y militar de la antigua Atenas. Siempre hay que manejar los tiempos porque ningún desborde conduce a la victoria.


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