La Laguna Negra y la Laguna Rosa dan cuenta de este escenario. Por eso es necesario que el Estado ponga límites o, mejor dicho, haga respetar los límites que ya existen. Cualquier ciudadano razonable sabe qué puede hacer y qué no.
Ahora el desastre lo denunciaron los vecinos de ese loteo, impresionados por el corte indiscriminado de especies vegetales de hasta medio siglo de antigüedad. Responsabilizan a una persona que antiguamente era propietario de los lotes y ahora sólo tiene una parcela de tierra. Y que ya habría vendido los troncos a una empresa privada.
Aunque la Municipalidad de Rawson ya intervino en el caso y labró un acta de infracción, lo cierto es que el daño es terrible y ya está hecho. Y que las familias que allí residen se quedaron sin 120 metros de una cortina verde, útil para aliviar el inclemente viento, además de su belleza paisajística.
Los vecinos no se quedaron en el reclamo público. Acudieron a un abogado y firmarán una denuncia ante Fiscalía, el Ministerio de Ambiente y Corfo. Es un gran ejemplo de civilidad. Pero lo cierto es que de nuevo se llegó tarde al daño de un recurso natural. Está en manos del Estado intentar una reparación.
La Laguna Negra y la Laguna Rosa dan cuenta de este escenario. Por eso es necesario que el Estado ponga límites o, mejor dicho, haga respetar los límites que ya existen. Cualquier ciudadano razonable sabe qué puede hacer y qué no.
Ahora el desastre lo denunciaron los vecinos de ese loteo, impresionados por el corte indiscriminado de especies vegetales de hasta medio siglo de antigüedad. Responsabilizan a una persona que antiguamente era propietario de los lotes y ahora sólo tiene una parcela de tierra. Y que ya habría vendido los troncos a una empresa privada.
Aunque la Municipalidad de Rawson ya intervino en el caso y labró un acta de infracción, lo cierto es que el daño es terrible y ya está hecho. Y que las familias que allí residen se quedaron sin 120 metros de una cortina verde, útil para aliviar el inclemente viento, además de su belleza paisajística.
Los vecinos no se quedaron en el reclamo público. Acudieron a un abogado y firmarán una denuncia ante Fiscalía, el Ministerio de Ambiente y Corfo. Es un gran ejemplo de civilidad. Pero lo cierto es que de nuevo se llegó tarde al daño de un recurso natural. Está en manos del Estado intentar una reparación.