“Era algo pendiente que no podía quedar impune”

Diana Pizá es la denunciante de la causa por torturas de policías federales a 9 militantes políticos en Rawson. Mientras aguarda el fallo del juicio que se realizó en la Legislatura, hace un balance de su sentir de los últimos 50 años, de cómo fue aquella represión y de lo que espera de ahora en más.

Testigo. Diana Pizá hizo la denuncia que terminó en un juicio histórico que ahora espera por su sentencia.
25 OCT 2023 - 20:55

Mientras aguarda el fallo por las torturas a un grupo de militantes presuntamente de parte de dos policías federal en Rawson en 1975, Diana Pizá, víctima y denunciante de la causa que lleva su nombre, mostró satisfacción de haber podido llegar a un juicio oral y público.

Cabe recordar que Fiscalía pidió 17 años de cárcel para Luis Horacio Coria y Jorge Norberto Lagunas, federales retirados e imputados. Los hechos ocurrieron hace 48 años y ella los denunció hace 15. “Tenía 19 años. Sentí que era algo pendiente que no podía quedar impune porque nos habían hecho mucho daño a muchos. Pensaba que no iba a pasar nada, como en muchas otras causas pendientes”.

Varias de las víctimas fallecieron y también un imputado. Para Pizá, el juicio fue movilizante. “Nuestra vida cambió desde ese 18 de noviembre del 75. No fue un trámite ir a Rawson. Había estado varias veces pero esta vez fue distinto llegar y a revisar todo. Fue muy importante e histórico que haya sido en la Legislatura”.

La sede del juicio originalmente era el Casino de Oficiales de la Unidad 6. “Pedimos que no fuese allí por los compañeros presos que la pasaron mal. Legislatura es un ámbito democrático y hoy es importante reafirmar eso”.

“Estábamos conmovidos de volver a esa época. Me hubiese gustado que quedarán condenados todos ya que de alguna manera u otra estaban allí. Pasó tanto tiempo, que es difícil acordarse”, acotó en Cadena Tiempo.

“No es sencillo buscar nombres con caras” agregó Pizá para interpretar la decisión del fiscal Teodoro Nürnberg, que acusó sólo a dos de los cuatro imputados. “Sólo hay elementos para dos. Es muy importante que haya condenas ejemplificadoras porque de eso se trata”.

Sobre los episodios, recordó que tras un allanamiento en su casa la trasladaron a la Policía Federal de Rawson. “Viví dos meses en Rawson, nos tuvimos que ir de Bahía Blanca porque estábamos amenazados. Yo era militante estudiantil, de la Juventud Peronista. Me amenazaron que me iban a matar junto a mi compañero Víctor Tomaselli. Nos casamos antes de irnos y se quedaron mis padres solos. No estaba bien de salud en Trelew y me vuelvo a Bahía. Ahí nos avisó Víctor que estaba la casa allanada”

“Viajamos con mi papá y mi suegro y evidentemente nos estaban esperando y nos detienen. Nos traslada n a la Federal in venda, ni capucha. Esto demuestra la gran impunidad con la que se manejaban”, explicó.

Fue torturada y golpeda. Usaron el submarino seco, esposados en una silla. “Es una bolsa de nylon en la cabeza hasta que te quedas sin aire y ahí te lo sacan. Al rato volvían y nos interrogaban”, recordó en el programa “Fuera de Hora”.

“Me amenazaron con violación. A mí suegro lo liberan enseguida, era funcionario en la Municipalidad de Bahía Blanca pero a mi papá que era grande, tenía 65 años, lo amenazaron con dejarlo adentro si no decía dónde estaba mí hermana. Estuvo un año y medio detenido; lo largaron después de secuestrar a mí hermana en La Plata en abril del 77”.

Diana Pizá reconoce las tareas de inteligencia sobre su familia. “Sabían absolutamente todo respecto a nuestra militancia del barrio o la escuela. Sabían quiénes éramos y con quienes hablábamos. Mi papá era “irigoyenista”, radical intransigente y constituyente en la provincia de Río Negro; no tenía nada que ver con el peronismo. Era un ganadero de familia conocida”.

“Tengo tres hijos, a mí hermana le quedó una hija –Julia- de cinco años que la criamos en familia. Me reflejo en esos ojitos y no quiero que les pasen las cosas terribles que nos pasaron a nosotros. Al juzgar esto se juzga algo peor, esto está en juego en Argentina. Qué futuro y qué tipo de país queremos. Discutimos la vida”.#

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Testigo. Diana Pizá hizo la denuncia que terminó en un juicio histórico que ahora espera por su sentencia.
25 OCT 2023 - 20:55

Mientras aguarda el fallo por las torturas a un grupo de militantes presuntamente de parte de dos policías federal en Rawson en 1975, Diana Pizá, víctima y denunciante de la causa que lleva su nombre, mostró satisfacción de haber podido llegar a un juicio oral y público.

Cabe recordar que Fiscalía pidió 17 años de cárcel para Luis Horacio Coria y Jorge Norberto Lagunas, federales retirados e imputados. Los hechos ocurrieron hace 48 años y ella los denunció hace 15. “Tenía 19 años. Sentí que era algo pendiente que no podía quedar impune porque nos habían hecho mucho daño a muchos. Pensaba que no iba a pasar nada, como en muchas otras causas pendientes”.

Varias de las víctimas fallecieron y también un imputado. Para Pizá, el juicio fue movilizante. “Nuestra vida cambió desde ese 18 de noviembre del 75. No fue un trámite ir a Rawson. Había estado varias veces pero esta vez fue distinto llegar y a revisar todo. Fue muy importante e histórico que haya sido en la Legislatura”.

La sede del juicio originalmente era el Casino de Oficiales de la Unidad 6. “Pedimos que no fuese allí por los compañeros presos que la pasaron mal. Legislatura es un ámbito democrático y hoy es importante reafirmar eso”.

“Estábamos conmovidos de volver a esa época. Me hubiese gustado que quedarán condenados todos ya que de alguna manera u otra estaban allí. Pasó tanto tiempo, que es difícil acordarse”, acotó en Cadena Tiempo.

“No es sencillo buscar nombres con caras” agregó Pizá para interpretar la decisión del fiscal Teodoro Nürnberg, que acusó sólo a dos de los cuatro imputados. “Sólo hay elementos para dos. Es muy importante que haya condenas ejemplificadoras porque de eso se trata”.

Sobre los episodios, recordó que tras un allanamiento en su casa la trasladaron a la Policía Federal de Rawson. “Viví dos meses en Rawson, nos tuvimos que ir de Bahía Blanca porque estábamos amenazados. Yo era militante estudiantil, de la Juventud Peronista. Me amenazaron que me iban a matar junto a mi compañero Víctor Tomaselli. Nos casamos antes de irnos y se quedaron mis padres solos. No estaba bien de salud en Trelew y me vuelvo a Bahía. Ahí nos avisó Víctor que estaba la casa allanada”

“Viajamos con mi papá y mi suegro y evidentemente nos estaban esperando y nos detienen. Nos traslada n a la Federal in venda, ni capucha. Esto demuestra la gran impunidad con la que se manejaban”, explicó.

Fue torturada y golpeda. Usaron el submarino seco, esposados en una silla. “Es una bolsa de nylon en la cabeza hasta que te quedas sin aire y ahí te lo sacan. Al rato volvían y nos interrogaban”, recordó en el programa “Fuera de Hora”.

“Me amenazaron con violación. A mí suegro lo liberan enseguida, era funcionario en la Municipalidad de Bahía Blanca pero a mi papá que era grande, tenía 65 años, lo amenazaron con dejarlo adentro si no decía dónde estaba mí hermana. Estuvo un año y medio detenido; lo largaron después de secuestrar a mí hermana en La Plata en abril del 77”.

Diana Pizá reconoce las tareas de inteligencia sobre su familia. “Sabían absolutamente todo respecto a nuestra militancia del barrio o la escuela. Sabían quiénes éramos y con quienes hablábamos. Mi papá era “irigoyenista”, radical intransigente y constituyente en la provincia de Río Negro; no tenía nada que ver con el peronismo. Era un ganadero de familia conocida”.

“Tengo tres hijos, a mí hermana le quedó una hija –Julia- de cinco años que la criamos en familia. Me reflejo en esos ojitos y no quiero que les pasen las cosas terribles que nos pasaron a nosotros. Al juzgar esto se juzga algo peor, esto está en juego en Argentina. Qué futuro y qué tipo de país queremos. Discutimos la vida”.#