Por Lisandro Aguirregabiría/Redacción Jornada
Dicen que hay un hilo invisible que conecta a las personas que están predestinadas a encontrarse. Algunas personas creen que todo es producto de la casualidad y prefieren dejarlo ahí.
Otras sienten que hay algo, un imán que los atrae, una fuerza que los conecta con otros seres que están esperándolos en el lugar menos pensado.
Natacha no necesitaba encontrar a seis cachorritos abandonados en un descampado de Puerto Madryn para saber que tiene una conexión con los animales.
Hace unos años, cuando perdió a su gato y al final resultó que estaba subido a un árbol, ella abrió los ojos y descubrió que hay un mundo de animales que todavía esperan.
La historia terrible empezó hace una semana cuando un grupo de mujeres que entrenan (“Madryn Running Team”), salió a andar en bicicleta detrás de las "Quintas del Mirador", lejos de la ciudad en medio de la nada.
Las chicas salieron en bici pasadas las 8.30 horas; al cabo de andar 15 kilómetros se escucharon ladridos frágiles y persistentes. Las dos que iban adelante los vieron primero: eran seis cachorritos abandonados.
Los perritos, contó Natacha, no deben tener más de un mes de vida; parecía que los habían dejado esa misma mañana hacía unas pocas horas; al menos no habían pasado la noche a la intemperie.
No podían creerlo.
“La intención era deshacerse de los perritos de una forma cruel. Estaban acostumbrados a la gente, porque si son salvajes se esconden. Esperaban a que los agarraras y le hicieras upa”, contó la mujer que es rescatista.
Las chicas dejaron las bicis a un lado y agarraron cada una un cachorrito como si fuera un juguete en miniatura. Como no podían llevarlos, llamaron al marido de una de ellas -la que vivía más cerca- y él fue hasta ahí con la camioneta.
En la foto a las chicas se las ve sonriendo, con los cachorritos en brazos, que evitaron un destino fatal. Natacha no puede disimular un dejo tristeza como si a esta historia con happy endal que le falta una pieza.
“No entendés que haya personas que piensen en descartar vidas. Por esas cosas del destino, que seguramente no es casualidad, pasamos por ahí. Pero la tristeza es grande”, asume Natacha que al mismo tiempo no sabe cómo explicar lo feliz que se siente por salvar vidas.
En el descampado, alrededor de los animales, había huellas de autos y camionetas que van allí a arrojar basura. Una de esas personas abandonó a los cachorritos pensando que nunca nadie iba a encontrarlos.
Un poco en broma, la rescatista comenta que las chicas no van a querer entrenar más con ella porque tiene "un imán" para los perros y gatos que sufren.
Lo que no se puede predecir es cuántos animales son abandonados a diario y cuántas Natachas están ahí para salvarlos.
Por Lisandro Aguirregabiría/Redacción Jornada
Dicen que hay un hilo invisible que conecta a las personas que están predestinadas a encontrarse. Algunas personas creen que todo es producto de la casualidad y prefieren dejarlo ahí.
Otras sienten que hay algo, un imán que los atrae, una fuerza que los conecta con otros seres que están esperándolos en el lugar menos pensado.
Natacha no necesitaba encontrar a seis cachorritos abandonados en un descampado de Puerto Madryn para saber que tiene una conexión con los animales.
Hace unos años, cuando perdió a su gato y al final resultó que estaba subido a un árbol, ella abrió los ojos y descubrió que hay un mundo de animales que todavía esperan.
La historia terrible empezó hace una semana cuando un grupo de mujeres que entrenan (“Madryn Running Team”), salió a andar en bicicleta detrás de las "Quintas del Mirador", lejos de la ciudad en medio de la nada.
Las chicas salieron en bici pasadas las 8.30 horas; al cabo de andar 15 kilómetros se escucharon ladridos frágiles y persistentes. Las dos que iban adelante los vieron primero: eran seis cachorritos abandonados.
Los perritos, contó Natacha, no deben tener más de un mes de vida; parecía que los habían dejado esa misma mañana hacía unas pocas horas; al menos no habían pasado la noche a la intemperie.
No podían creerlo.
“La intención era deshacerse de los perritos de una forma cruel. Estaban acostumbrados a la gente, porque si son salvajes se esconden. Esperaban a que los agarraras y le hicieras upa”, contó la mujer que es rescatista.
Las chicas dejaron las bicis a un lado y agarraron cada una un cachorrito como si fuera un juguete en miniatura. Como no podían llevarlos, llamaron al marido de una de ellas -la que vivía más cerca- y él fue hasta ahí con la camioneta.
En la foto a las chicas se las ve sonriendo, con los cachorritos en brazos, que evitaron un destino fatal. Natacha no puede disimular un dejo tristeza como si a esta historia con happy endal que le falta una pieza.
“No entendés que haya personas que piensen en descartar vidas. Por esas cosas del destino, que seguramente no es casualidad, pasamos por ahí. Pero la tristeza es grande”, asume Natacha que al mismo tiempo no sabe cómo explicar lo feliz que se siente por salvar vidas.
En el descampado, alrededor de los animales, había huellas de autos y camionetas que van allí a arrojar basura. Una de esas personas abandonó a los cachorritos pensando que nunca nadie iba a encontrarlos.
Un poco en broma, la rescatista comenta que las chicas no van a querer entrenar más con ella porque tiene "un imán" para los perros y gatos que sufren.
Lo que no se puede predecir es cuántos animales son abandonados a diario y cuántas Natachas están ahí para salvarlos.