La coctelera en la que convirtió al país Javier Milei no da respiro. Enojo, sorpresa y más enojo, en medio de las dificultades que cada día siguen teniendo más y más argentinos para llegar a fin de mes. Ya casi no hay sector social y económico que no haya sido perjudicado por las medidas del gobierno libertario. Cada semana genera el estrés de un año.
En ese escenario, sin embargo, todavía hay sectores políticos que fungen de “dialoguistas”, aunque ahora el propio Milei los ha comenzado a denominar de una manera tan acertada como despectiva: “dóciles”.
La docilidad en la política argentina es sinónimo de entrega. Nadie puede ser dócil cuando lo que está en juego es el destino del país y el de sus habitantes. Se entiende la docilidad de muchos dirigentes del PRO que admiran desde la sumisión el descaro e impunidad de Milei para hundir el cuchillo hasta el fondo, algo que ellos -con Mauricio Macri a la cabeza- no tuvieron. Pero duele que, después de 40 años de democracia, el bloque de diputados de la Unión Cívica Radical se entregue al líder libertario con la pasión de una mascota por su amo. La historia debería juzgarlos por echar a los perros los principios que dicen defender.
En ese contexto, buena parte de su dirigencia política de Chubut se han encolumnado detrás de la firmeza que viene expresando el gobernador Nacho Torres en temas centrales para la provincia, con eje en los fondos coparticipables. Aun con ciertas reticencias, hasta el peronismo ha dado muestras de responsabilidad y viene apoyando a Torres en su batalla diaria contra Milei y sus trolls.
Díscolas
Por eso causó sorpresa esta semana que dos legisladoras nacionales por Chubut que deberían ser las primeras en defender las banderas de la provincia, se hayan movido en el Congreso como si respondieran a intereses propios o ajenos a Chubut.
Sin dudas, la actuación política más llamativa -por definirla buenamente- fue la de la senadora Andrea Cristina, una joven contadora comodorense que llegó a la banca para completar el mandato inconcluso de Torres cuando debió asumir como gobernador. Fue una verdadera carambola porque el que seguía en la lista era Matías Taccetta, que no pudo asumir porque fue elegido intendente de Esquel, lo cual hizo a aparecer en escena a la dirigente de la Juventud del PRO de Comodoro Rivadavia, que casi nadie de sus votantes conocía.
La senadora más joven de la Argentina no sólo sumó su nombre al minoritario listado de senadores libertarios y del PRO que intentaron dejar en pie el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que firmó Milei en diciembre pasado, sino que además apretó el botón para rechazar el tratamiento sobre tablas del proyecto de coparticipación del Impuesto al Cheque, una iniciativa que el propio Torres militó en el Senado junto a ella para conseguir firmas de apoyo. El proyecto volvió a comisión porque faltaron dos votos para conseguir los dos tercios necesarios: uno de ellos, el de Cristina. El otro, el del radical chaqueño Víctor Zimmermann, que fue uno de los co-firmantes del proyecto pero votó en contra de tratarlo sobre tablas. Un papelón pocas veces visto.
Del lado de la mecha
Según dio a entender Torres el viernes durante una visita a Esquel, la novel senadora Cristina le explicó que tuvo una “confusión” a la hora de votar. El gobernador masticó bronca y dijo que algo así “no puede volver a pasar”.
La que no tuvo confusiones, en cambio, fue la radical Edith Terenzi, la otra senadora que responde a Torres, que tampoco tiene una vasta experiencia parlamentaria -más allá de que se jubiló como taquígrafa en la Legislatura de Chubut-, pero entiende perfectamente de qué lado de la mecha hay que estar, como dice el genial artista y filósofo ricotero Carlos Alberto Solari, más conocido como “Indio”.
Otros, en cambio, creen que la senadora Cristina no tuvo ninguna confusión y que alineó sus votos a la posición de su virtual jefa política, la diputada nacional Ana Clara Romero, que un día antes en la Cámara de Diputados había integrado la lista de legisladores del PRO y de la UCR que dejaron sin quorum la sesión en donde se debía tratar la movilidad jubilatoria que podría beneficiar a miles de jubilados de Chubut. Los jubilados, justamente, una debilidad del gobernador Torres, que los pone en su agenda de temas centrales en cuanta tribuna ocupa.
Romero es una jugadora de toda la cancha y no suele tener confusiones, como la senadora Cristina. Su reciente foto en soledad con Mauricio Macri, más algunas otras actitudes políticas que la alejan de la agenda provincial, la ponen en observación en un momento en donde cada legislador cuenta, y mucho, en la puja que Torres mantiene con Milei.
La disciplina partidaria de Romero podría ser entendida en otro momento, no en este en donde los intereses de los chubutenses están, más que nunca, por encima de cualquier otro. En pocas semanas, cuando la Cámara de Diputados trate el DNU 70 quedará más claro de qué lado de la mecha está cada uno.#
La coctelera en la que convirtió al país Javier Milei no da respiro. Enojo, sorpresa y más enojo, en medio de las dificultades que cada día siguen teniendo más y más argentinos para llegar a fin de mes. Ya casi no hay sector social y económico que no haya sido perjudicado por las medidas del gobierno libertario. Cada semana genera el estrés de un año.
En ese escenario, sin embargo, todavía hay sectores políticos que fungen de “dialoguistas”, aunque ahora el propio Milei los ha comenzado a denominar de una manera tan acertada como despectiva: “dóciles”.
La docilidad en la política argentina es sinónimo de entrega. Nadie puede ser dócil cuando lo que está en juego es el destino del país y el de sus habitantes. Se entiende la docilidad de muchos dirigentes del PRO que admiran desde la sumisión el descaro e impunidad de Milei para hundir el cuchillo hasta el fondo, algo que ellos -con Mauricio Macri a la cabeza- no tuvieron. Pero duele que, después de 40 años de democracia, el bloque de diputados de la Unión Cívica Radical se entregue al líder libertario con la pasión de una mascota por su amo. La historia debería juzgarlos por echar a los perros los principios que dicen defender.
En ese contexto, buena parte de su dirigencia política de Chubut se han encolumnado detrás de la firmeza que viene expresando el gobernador Nacho Torres en temas centrales para la provincia, con eje en los fondos coparticipables. Aun con ciertas reticencias, hasta el peronismo ha dado muestras de responsabilidad y viene apoyando a Torres en su batalla diaria contra Milei y sus trolls.
Díscolas
Por eso causó sorpresa esta semana que dos legisladoras nacionales por Chubut que deberían ser las primeras en defender las banderas de la provincia, se hayan movido en el Congreso como si respondieran a intereses propios o ajenos a Chubut.
Sin dudas, la actuación política más llamativa -por definirla buenamente- fue la de la senadora Andrea Cristina, una joven contadora comodorense que llegó a la banca para completar el mandato inconcluso de Torres cuando debió asumir como gobernador. Fue una verdadera carambola porque el que seguía en la lista era Matías Taccetta, que no pudo asumir porque fue elegido intendente de Esquel, lo cual hizo a aparecer en escena a la dirigente de la Juventud del PRO de Comodoro Rivadavia, que casi nadie de sus votantes conocía.
La senadora más joven de la Argentina no sólo sumó su nombre al minoritario listado de senadores libertarios y del PRO que intentaron dejar en pie el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que firmó Milei en diciembre pasado, sino que además apretó el botón para rechazar el tratamiento sobre tablas del proyecto de coparticipación del Impuesto al Cheque, una iniciativa que el propio Torres militó en el Senado junto a ella para conseguir firmas de apoyo. El proyecto volvió a comisión porque faltaron dos votos para conseguir los dos tercios necesarios: uno de ellos, el de Cristina. El otro, el del radical chaqueño Víctor Zimmermann, que fue uno de los co-firmantes del proyecto pero votó en contra de tratarlo sobre tablas. Un papelón pocas veces visto.
Del lado de la mecha
Según dio a entender Torres el viernes durante una visita a Esquel, la novel senadora Cristina le explicó que tuvo una “confusión” a la hora de votar. El gobernador masticó bronca y dijo que algo así “no puede volver a pasar”.
La que no tuvo confusiones, en cambio, fue la radical Edith Terenzi, la otra senadora que responde a Torres, que tampoco tiene una vasta experiencia parlamentaria -más allá de que se jubiló como taquígrafa en la Legislatura de Chubut-, pero entiende perfectamente de qué lado de la mecha hay que estar, como dice el genial artista y filósofo ricotero Carlos Alberto Solari, más conocido como “Indio”.
Otros, en cambio, creen que la senadora Cristina no tuvo ninguna confusión y que alineó sus votos a la posición de su virtual jefa política, la diputada nacional Ana Clara Romero, que un día antes en la Cámara de Diputados había integrado la lista de legisladores del PRO y de la UCR que dejaron sin quorum la sesión en donde se debía tratar la movilidad jubilatoria que podría beneficiar a miles de jubilados de Chubut. Los jubilados, justamente, una debilidad del gobernador Torres, que los pone en su agenda de temas centrales en cuanta tribuna ocupa.
Romero es una jugadora de toda la cancha y no suele tener confusiones, como la senadora Cristina. Su reciente foto en soledad con Mauricio Macri, más algunas otras actitudes políticas que la alejan de la agenda provincial, la ponen en observación en un momento en donde cada legislador cuenta, y mucho, en la puja que Torres mantiene con Milei.
La disciplina partidaria de Romero podría ser entendida en otro momento, no en este en donde los intereses de los chubutenses están, más que nunca, por encima de cualquier otro. En pocas semanas, cuando la Cámara de Diputados trate el DNU 70 quedará más claro de qué lado de la mecha está cada uno.#