Editorial / El humo y los incendios

La obra pública necesita de nuevas condiciones económicas para salir del estancamiento en Chubut. La frazada es corta pero es necesario un acuerdo que permita calentar un motor de desarrollo ineludible.

Protesta de la UOCRA por las obras paralizadas.
10 MAY 2025 - 18:17 | Actualizado 11 MAY 2025 - 8:39

También genera víctimas, miedo y daños materiales y morales. Pero pese al humo denso y negro, no se trata del incendio típico de las crónicas policiales. Es otro tipo de fuego, puede que más preocupante. Es la parálisis de la obra pública, que causó otro conflicto en la zona sur de Trelew.

La semana que pasó, el humo y el aroma de las cubiertas ardiendo despertó a los vecinos. Entre bombos y banderas verdes del gremio, la Unión Obrera de la Construcción cortó por lo sano y se manifestó en la obra de las 204 viviendas ProCreAr. El proyecto en Paraná y Chacho Peñaloza está muy avanzado, bien cerca de terminarse, pero hace un año que no se pega un ladrillo.

El intendente Gerardo Merino no esquivó el tema: "Esto es un reflejo de las políticas de Javier Milei, a quien poco le importan los municipios". Es que el Boletín Oficial de la Nación sigue reflejando como alegremente cada semana se siguen disolviendo fondos de infraestructura clave para las provincias.

Miguel Matamala, secretario de la UOCRA en Trelew, gestiona para que la Provincia finalice la obra que Casa Rosada abandonó, como sucedió con el traspaso de la terminación de la doble trocha con Puerto Madryn. También hay alerta por la necesidad de reactivar 47 viviendas en Dolavon, entre tantas otras iniciativas abandonadas.

El episodio es un botón de muestra. El gremio de la construcción es uno de los que sufre más rápida y profundamente las crisis. Si se piensa que una vivienda promedio ocupa a cuatro trabajadores, es simple saber el costo laboral y social de no financiar cualquier plan barrial de casas.

Ya es habitual que sea noticia cómo la UOCRA se ve obligada a regular la ayuda alimentaria para sus afiliados. Es que ante el crecimiento de la curva de desempleo, los bolsones se distribuyen una sola vez al mes y no cuatro, como era habitual. Las redes de contención social comienzan a ser insuficientes.

Claro que la obra pública no significa sólo creación de mano de obra: es darle techo a la gente, es que los más postergados cuenten con servicios públicos, es que los ciudadanos se sientan atendidos porque urbanizar es valorizar el territorio, integrarlo, hacernos más comunidad.

Pero como suele suceder, todo tiene límite, no sólo la paciencia. El erario provincial en sus actuales condiciones y los acuerdos políticos no pueden sostener cada iniciativa que se cae por el centralismo libertario. De otro modo gobernar sería simple.

No importa la lupa con que se mire: la caja siempre es una y por eso central crear las condiciones para generar recursos frescos, sin maquinitas de imprimir. A eso se le llama atraer inversiones y no depender del humor de ninguna Casa Rosada.

Pensar un futuro es también meterse sin miedo en el debate de una nueva matriz, que suele sonar a la frazada corta: simplificar tributos sin salir perdiendo, darle oxígeno a los empresarios y comerciantes sin desfinanciar los servicios básicos del Estado, confeccionar prioridades conteniendo los enojos, respetar la legislación a rajatabla porque es política de Estado. Lograr tamaño paquete es decirles a los capitales que poner plata en Chubut es rentable. Decir que nuestro distrito cuenta con todo el potencial es un lugar común pero es cierto. También es cierto que una provincia con riquezas no es una provincia rica.

Ponerle carbón a la locomotora de la construcción depende mucho de lograr este piso de condiciones, que implica también elaborar fortaleza política. Comienza a ser inaceptable eso de que Nación financie proyectos como si fuese un favor para esta periferia patagónica pero huya ante la primera redeterminación de precios. La provincia está repleta de esqueletos de obradores y ejecuciones por la mitad.

Todo este trabajo es cuesta arriba, complicadísimo, repleto de obstáculos. Pero no queda otra, no hay salidas simples ni es un laberinto del cual se salga por arriba. Requiere acuerdos, entendimientos, arriar ciertas banderas, relativizar por una vez de un turno electoral. No ser mezquino también es hacer política.

Sólo una vez que se defina y se siga un rumbo bajo estas condiciones es que los motores económicos comenzarán a calentarse. De otro modo, donde haya humo habrá un incendio.

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Protesta de la UOCRA por las obras paralizadas.
10 MAY 2025 - 18:17

También genera víctimas, miedo y daños materiales y morales. Pero pese al humo denso y negro, no se trata del incendio típico de las crónicas policiales. Es otro tipo de fuego, puede que más preocupante. Es la parálisis de la obra pública, que causó otro conflicto en la zona sur de Trelew.

La semana que pasó, el humo y el aroma de las cubiertas ardiendo despertó a los vecinos. Entre bombos y banderas verdes del gremio, la Unión Obrera de la Construcción cortó por lo sano y se manifestó en la obra de las 204 viviendas ProCreAr. El proyecto en Paraná y Chacho Peñaloza está muy avanzado, bien cerca de terminarse, pero hace un año que no se pega un ladrillo.

El intendente Gerardo Merino no esquivó el tema: "Esto es un reflejo de las políticas de Javier Milei, a quien poco le importan los municipios". Es que el Boletín Oficial de la Nación sigue reflejando como alegremente cada semana se siguen disolviendo fondos de infraestructura clave para las provincias.

Miguel Matamala, secretario de la UOCRA en Trelew, gestiona para que la Provincia finalice la obra que Casa Rosada abandonó, como sucedió con el traspaso de la terminación de la doble trocha con Puerto Madryn. También hay alerta por la necesidad de reactivar 47 viviendas en Dolavon, entre tantas otras iniciativas abandonadas.

El episodio es un botón de muestra. El gremio de la construcción es uno de los que sufre más rápida y profundamente las crisis. Si se piensa que una vivienda promedio ocupa a cuatro trabajadores, es simple saber el costo laboral y social de no financiar cualquier plan barrial de casas.

Ya es habitual que sea noticia cómo la UOCRA se ve obligada a regular la ayuda alimentaria para sus afiliados. Es que ante el crecimiento de la curva de desempleo, los bolsones se distribuyen una sola vez al mes y no cuatro, como era habitual. Las redes de contención social comienzan a ser insuficientes.

Claro que la obra pública no significa sólo creación de mano de obra: es darle techo a la gente, es que los más postergados cuenten con servicios públicos, es que los ciudadanos se sientan atendidos porque urbanizar es valorizar el territorio, integrarlo, hacernos más comunidad.

Pero como suele suceder, todo tiene límite, no sólo la paciencia. El erario provincial en sus actuales condiciones y los acuerdos políticos no pueden sostener cada iniciativa que se cae por el centralismo libertario. De otro modo gobernar sería simple.

No importa la lupa con que se mire: la caja siempre es una y por eso central crear las condiciones para generar recursos frescos, sin maquinitas de imprimir. A eso se le llama atraer inversiones y no depender del humor de ninguna Casa Rosada.

Pensar un futuro es también meterse sin miedo en el debate de una nueva matriz, que suele sonar a la frazada corta: simplificar tributos sin salir perdiendo, darle oxígeno a los empresarios y comerciantes sin desfinanciar los servicios básicos del Estado, confeccionar prioridades conteniendo los enojos, respetar la legislación a rajatabla porque es política de Estado. Lograr tamaño paquete es decirles a los capitales que poner plata en Chubut es rentable. Decir que nuestro distrito cuenta con todo el potencial es un lugar común pero es cierto. También es cierto que una provincia con riquezas no es una provincia rica.

Ponerle carbón a la locomotora de la construcción depende mucho de lograr este piso de condiciones, que implica también elaborar fortaleza política. Comienza a ser inaceptable eso de que Nación financie proyectos como si fuese un favor para esta periferia patagónica pero huya ante la primera redeterminación de precios. La provincia está repleta de esqueletos de obradores y ejecuciones por la mitad.

Todo este trabajo es cuesta arriba, complicadísimo, repleto de obstáculos. Pero no queda otra, no hay salidas simples ni es un laberinto del cual se salga por arriba. Requiere acuerdos, entendimientos, arriar ciertas banderas, relativizar por una vez de un turno electoral. No ser mezquino también es hacer política.

Sólo una vez que se defina y se siga un rumbo bajo estas condiciones es que los motores económicos comenzarán a calentarse. De otro modo, donde haya humo habrá un incendio.


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