Tras 8 años de espera, fue trasplantado con éxito

Después de ocho años en lista de espera y cuatro intentos frustrados, Gabriel Barón, vecino de Comodoro Rivadavia, finalmente se realizó el trasplante renal con éxito en la Fundación Favaloro. La historia, marcada por la espera, la fe y la persistencia, fue contada con profunda emoción por su esposa, Karina, en diálogo con Jornada Radio.

31 JUL 2025 - 14:24 | Actualizado 31 JUL 2025 - 14:37

“Estamos transitando esta nueva etapa para nosotros, nuevo todo, porque ya sabíamos lo que es transitar diálisis de manera familiar”, relató la mujer desde Buenos Aires, donde permanecen por los controles posoperatorios. “A partir del trasplante, la vida de toda la familia ha cambiado para bien, gracias a Dios”.

La operación, que se concretó en pocas horas desde el ingreso a la clínica, fue el final feliz de un camino largo y complejo. “A las cinco y media fue intervenido y a las nueve y media ya me llamó el médico para decir que todo estaba funcionando de la mejor manera y que la operación había sido un éxito”, contó con la voz quebrada por la emoción. Durante estos años, la pareja atravesó múltiples llamados que nunca se concretaron. En 2020, justo al regresar de unas vacaciones familiares, les avisaron que había un órgano compatible. Sin embargo, “él tenía que hacerse unos estudios que llevaban su tiempo y no llegábamos, por más que viniéramos en avión. Tuvimos que dejar pasar esa oportunidad”.


En 2024, otro llamado los llevó a volar rápidamente a Buenos Aires, donde Gabriel figuraba sexto en la lista. Pero al llegar, los órganos ya habían sido asignados. “Nos volvimos con todas las emociones encontradas. Uno también se pone sensible, pero tratamos de decir ‘ya está, seguimos para adelante, por algo no se dio’”.

Un mes después, otra posibilidad se desvaneció por una pequeña lesión en la piel que requería antibióticos. “Para el común de los mortales no sería nada, pero en su caso, que tenía que ser intervenido, era riesgoso. También tuvimos que decir que no”.

Ya en abril de éste año, con Gabriel en segundo lugar en la lista, la familia viajó nuevamente. “Llegamos, pasamos a los controles, pero cuando ya estaba listo para entrar al quirófano nos dijeron que no se iba a poder realizar la operación porque el órgano estaba mal embalado”.

A pesar de la decepción, siguieron adelante. “Uno va aprendiendo sobre la marcha. Esta vez dijimos ‘dejamos los estudios hechos, fue un viaje igualmente productivo’. Pero Gabriel llegó a decir ‘ya está, me bajo de la lista’”, recordó Karina. Fue entonces cuando la insistencia del equipo médico de Fundación Favaloro resultó decisiva. “Le decían que tratara de ir porque estaban dadas las condiciones”.

Así decidieron hacer un último intento. “Vinimos los tres, con nuestra hija. Yo ya no podía transitar esto sola otra vez como acompañante. Llegamos a las 2:30, dejamos las cosas en el departamento y fuimos a la clínica. Todo fue milagrosamente rápido”.

Gabriel fue dializado durante años en la Clínica del Valle, y sus compañeros le enviaron cálidos mensajes tras enterarse del trasplante. “Como dicen mis hijas, ojalá que ellos también tengan esta posibilidad que ha tenido mi marido”, expresó Karina.

Sobre el trato recibido en Buenos Aires, fue contundente: “En la Fundación Favaloro sentía que todo fluía. Médicos, enfermeros, personal de limpieza, todos tan humanos, tan atentos. A pesar de tantas cosas, todo fue para bien”. Hoy, Gabriel atraviesa su recuperación con lágrimas y emociones intensas. “No habla porque llora. Tiene muchas cosas en la cabeza. Creo que vamos a caer del todo cuando estemos en Comodoro”, dijo Karina, agradecida con todo el equipo médico. Finalmente, dejó un mensaje para quienes esperan una oportunidad similar: “Estas historias sirven para seguir generando conciencia. Tarda, pero al final, todo llega”.

31 JUL 2025 - 14:24

“Estamos transitando esta nueva etapa para nosotros, nuevo todo, porque ya sabíamos lo que es transitar diálisis de manera familiar”, relató la mujer desde Buenos Aires, donde permanecen por los controles posoperatorios. “A partir del trasplante, la vida de toda la familia ha cambiado para bien, gracias a Dios”.

La operación, que se concretó en pocas horas desde el ingreso a la clínica, fue el final feliz de un camino largo y complejo. “A las cinco y media fue intervenido y a las nueve y media ya me llamó el médico para decir que todo estaba funcionando de la mejor manera y que la operación había sido un éxito”, contó con la voz quebrada por la emoción. Durante estos años, la pareja atravesó múltiples llamados que nunca se concretaron. En 2020, justo al regresar de unas vacaciones familiares, les avisaron que había un órgano compatible. Sin embargo, “él tenía que hacerse unos estudios que llevaban su tiempo y no llegábamos, por más que viniéramos en avión. Tuvimos que dejar pasar esa oportunidad”.


En 2024, otro llamado los llevó a volar rápidamente a Buenos Aires, donde Gabriel figuraba sexto en la lista. Pero al llegar, los órganos ya habían sido asignados. “Nos volvimos con todas las emociones encontradas. Uno también se pone sensible, pero tratamos de decir ‘ya está, seguimos para adelante, por algo no se dio’”.

Un mes después, otra posibilidad se desvaneció por una pequeña lesión en la piel que requería antibióticos. “Para el común de los mortales no sería nada, pero en su caso, que tenía que ser intervenido, era riesgoso. También tuvimos que decir que no”.

Ya en abril de éste año, con Gabriel en segundo lugar en la lista, la familia viajó nuevamente. “Llegamos, pasamos a los controles, pero cuando ya estaba listo para entrar al quirófano nos dijeron que no se iba a poder realizar la operación porque el órgano estaba mal embalado”.

A pesar de la decepción, siguieron adelante. “Uno va aprendiendo sobre la marcha. Esta vez dijimos ‘dejamos los estudios hechos, fue un viaje igualmente productivo’. Pero Gabriel llegó a decir ‘ya está, me bajo de la lista’”, recordó Karina. Fue entonces cuando la insistencia del equipo médico de Fundación Favaloro resultó decisiva. “Le decían que tratara de ir porque estaban dadas las condiciones”.

Así decidieron hacer un último intento. “Vinimos los tres, con nuestra hija. Yo ya no podía transitar esto sola otra vez como acompañante. Llegamos a las 2:30, dejamos las cosas en el departamento y fuimos a la clínica. Todo fue milagrosamente rápido”.

Gabriel fue dializado durante años en la Clínica del Valle, y sus compañeros le enviaron cálidos mensajes tras enterarse del trasplante. “Como dicen mis hijas, ojalá que ellos también tengan esta posibilidad que ha tenido mi marido”, expresó Karina.

Sobre el trato recibido en Buenos Aires, fue contundente: “En la Fundación Favaloro sentía que todo fluía. Médicos, enfermeros, personal de limpieza, todos tan humanos, tan atentos. A pesar de tantas cosas, todo fue para bien”. Hoy, Gabriel atraviesa su recuperación con lágrimas y emociones intensas. “No habla porque llora. Tiene muchas cosas en la cabeza. Creo que vamos a caer del todo cuando estemos en Comodoro”, dijo Karina, agradecida con todo el equipo médico. Finalmente, dejó un mensaje para quienes esperan una oportunidad similar: “Estas historias sirven para seguir generando conciencia. Tarda, pero al final, todo llega”.