A pesar de que el clima del domingo de elecciones del PJ no fue el mejor, nadie quiso perderse el reencuentro con las urnas. Lucía Sabarroz de Palma se hizo presente a los 86, quien en vez de quedarse en casa, prefirió mostrar el camino genuino de la militancia. Acompañada pero más movida por su propia voluntad, eligió estar, decidir como una afiliada más y elogiar la vieja política basada en la doctrina y en las banderas del general Juan Domingo Perón quien apadrinó a su séptima hija. “Yo siempre estoy encantada, tengo 86 años pero sigo votando a mi doctrina, porque la llevo en el corazón. Mientras viva voy a ser peronista”, dice con una sonrisa que mezcla orgullo y emoción.
Con el viejo carnet de su Unidad Básica que guarda desde su juventud, prefiere participar a ser una observadora sin compromiso. “Siempre me dicen que con la edad que tengo no tengo derecho a voto, pero yo soy porfiada, hija de vasco. Voy a votar igual”.
Lucía no necesita discursos ni promesas. Tiene la historia tatuada en la piel y una anécdota que resume su pertenencia al movimiento: “Soy comadre de Perón. Tengo la séptima hija mujer, que es su ahijada. Así que con más orgullo todavía. Peronista más que todo”. El dato puntual refiere a su hija Claudia, su séptima descendiente. “Nunca me dieron nada pero para mí, es un orgullo”, respondió.
Vuelve a atesorar su carnet de afiliación, una verdadera pieza de museo. “Voy siempre al Consejo, pero últimamente no encuentro ningún compañero. Siempre caras desconocidas. Pero yo me voy a seguir juntando con los compañeros, como antes”.
“Me siento muy feliz. Es como si me festejaran mi cumpleaños”. Lucía prefiere la simpleza; reencontrarse con peronistas “de los de antes”; recordar los buenos tiempos y compartir en familia a pesar de que entre sus diez hijos exista –por lógico- algunos que tengan otra línea de pensamiento. “Lamentablemente no son todos peronistas pero siempre les hablé de la militancia, de Perón y de la parte social que sostiene al partido”. Lucía tiene un plus: es bisabuela del futbolista profesional de River Plate, Ian Subiabre, madre de la abuela materna del jugador y vecina reconocida del barrio Las Flores.
“Entre las extrañas, lo llevo a Perón acá”, dice mientras se toca el pecho, justo encima del corazón. Y así, sin discursos grandilocuentes ni redes sociales, Lucía votó en el nuevo fomato de boleta única y en una urna que dejó de ser “cuarto oscuro”. Como la política de antes, siempre queda tiempo para renovar el compromiso y compartir un día con quienes coinciden en un mismo mensaje que se renueva en el tiempo.
A pesar de que el clima del domingo de elecciones del PJ no fue el mejor, nadie quiso perderse el reencuentro con las urnas. Lucía Sabarroz de Palma se hizo presente a los 86, quien en vez de quedarse en casa, prefirió mostrar el camino genuino de la militancia. Acompañada pero más movida por su propia voluntad, eligió estar, decidir como una afiliada más y elogiar la vieja política basada en la doctrina y en las banderas del general Juan Domingo Perón quien apadrinó a su séptima hija. “Yo siempre estoy encantada, tengo 86 años pero sigo votando a mi doctrina, porque la llevo en el corazón. Mientras viva voy a ser peronista”, dice con una sonrisa que mezcla orgullo y emoción.
Con el viejo carnet de su Unidad Básica que guarda desde su juventud, prefiere participar a ser una observadora sin compromiso. “Siempre me dicen que con la edad que tengo no tengo derecho a voto, pero yo soy porfiada, hija de vasco. Voy a votar igual”.
Lucía no necesita discursos ni promesas. Tiene la historia tatuada en la piel y una anécdota que resume su pertenencia al movimiento: “Soy comadre de Perón. Tengo la séptima hija mujer, que es su ahijada. Así que con más orgullo todavía. Peronista más que todo”. El dato puntual refiere a su hija Claudia, su séptima descendiente. “Nunca me dieron nada pero para mí, es un orgullo”, respondió.
Vuelve a atesorar su carnet de afiliación, una verdadera pieza de museo. “Voy siempre al Consejo, pero últimamente no encuentro ningún compañero. Siempre caras desconocidas. Pero yo me voy a seguir juntando con los compañeros, como antes”.
“Me siento muy feliz. Es como si me festejaran mi cumpleaños”. Lucía prefiere la simpleza; reencontrarse con peronistas “de los de antes”; recordar los buenos tiempos y compartir en familia a pesar de que entre sus diez hijos exista –por lógico- algunos que tengan otra línea de pensamiento. “Lamentablemente no son todos peronistas pero siempre les hablé de la militancia, de Perón y de la parte social que sostiene al partido”. Lucía tiene un plus: es bisabuela del futbolista profesional de River Plate, Ian Subiabre, madre de la abuela materna del jugador y vecina reconocida del barrio Las Flores.
“Entre las extrañas, lo llevo a Perón acá”, dice mientras se toca el pecho, justo encima del corazón. Y así, sin discursos grandilocuentes ni redes sociales, Lucía votó en el nuevo fomato de boleta única y en una urna que dejó de ser “cuarto oscuro”. Como la política de antes, siempre queda tiempo para renovar el compromiso y compartir un día con quienes coinciden en un mismo mensaje que se renueva en el tiempo.