El universo imaginario de Milei se cae a pedazos

08 SEP 2025 - 11:49 | Actualizado 08 SEP 2025 - 11:52

Por Esteban Gallo

Parafraseando a Aristóteles, Juan Domingo Perón decía que “la única verdad es la realidad”.

El concepto cobra mayor sentido en estos tiempos libertarios, en donde a partir de la mentira y la crueldad, el gobierno nacional instaura la existencia de un universo imaginario, en el que todos los argentinos somos felices y comemos perdices.

En ese mundo inexistente y febril, Milei es el presidente que está pulverizando la casta, su hermana Karina es la persona más transparente y honesta de la Argentina, Federico Sturzenegger es un genio de las finanzas y “Toto” Caputo es el mejor ministro de economía de la historia.
Pero todo eso que Milei sostiene sin ponerse colorado no se condice un ápice con la realidad.

La verdad de la historia es que Milei no ha pulverizado a ninguna casta, ha destrozado a los jubilados, a las universidades, a la ciencia, a la cultura, a los discapacitados, y a los sectores mal vulnerables de la sociedad.

La única realidad es que la hermana del presidente es una impresentable sospechada de corrupta, y que los supuestos brillantes economistas no pueden contener al dólar, ni el riesgo país, ni son capaces de generar empleo, ni proteger a las empresas que generan trabajo.

La demostración palmaria de que una cosa es lo que el gobierno intenta vender y otra muy distinta es la valoración que la gente hace de esta gestión es el resultado electoral de la provincia de Buenos Aires.

Algunos datos para destacar.

La derrota de Milei se produjo en la provincia donde se concentra el 37% del padrón del país.

Perdió en 6 de las 8 secciones, por una ventaja de 13 puntos y por una diferencia de un millón de votos. Es decir que no solo perdió, sino que perdió por paliza.

Como era de esperar cayó por escándalo en los distritos más populares, pero también fue derrotado en los municipios del campo, donde el peronismo no ganaba desde hace 20 años.

Otro apunte para tener en cuenta. Perdió la Libertad Avanza, pero también el macrismo, que hace unos meses cerró filas con el presidente. El resultado no hace más que ratificar que Mauricio Macri viene en picada libre.

Son todos datos concretos y pertenecen al mundo de la realidad.

El que no quiere reconocerlo es Milei, que tras el resultado electoral salió a hablar como si no hubiese pasado absolutamente nada.

“No vamos a retroceder un solo milímetro” dijo el líder libertario que además anunció que el rumbo no será modificado, sino que se va a profundizar.

Dos reflexiones sobre las declaraciones del presidente.

Primero: ¿Qué implicaría una profundización del modelo libertario?
¿Cuánto más desalmado y cruel puede ser un gobierno? ¿A qué sector indefenso de la sociedad atacará ahora?.

Acaso, ¿Hay algo más ruin que embestir contra los viejos y los discapacitados?

En segundo lugar: la falta de autocrítica es espeluznante.

Cualquier dirigente político apaleado por el voto popular tendría la humildad de reconocer los errores, la capacidad de leer el mensaje de los electores y la lucidez de generar un cambio que lo acerque a los ciudadanos.

Pero el problema de Milei no radica solo en la falta de humildad, capacidad y lucidez.

Su mayor problema es el universo en el que vive.

En su mundo ficticio nada de lo que pasó ayer en realidad sucedió. En su ceguera, tampoco ve el sufrimiento que sus políticas económicas producen en los argentinos.

Alguien debería sacarlo del mundo inexistente en el que vive y recordarle la frase de Aristóteles, o de Perón, para que le duela más.

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08 SEP 2025 - 11:49

Por Esteban Gallo

Parafraseando a Aristóteles, Juan Domingo Perón decía que “la única verdad es la realidad”.

El concepto cobra mayor sentido en estos tiempos libertarios, en donde a partir de la mentira y la crueldad, el gobierno nacional instaura la existencia de un universo imaginario, en el que todos los argentinos somos felices y comemos perdices.

En ese mundo inexistente y febril, Milei es el presidente que está pulverizando la casta, su hermana Karina es la persona más transparente y honesta de la Argentina, Federico Sturzenegger es un genio de las finanzas y “Toto” Caputo es el mejor ministro de economía de la historia.
Pero todo eso que Milei sostiene sin ponerse colorado no se condice un ápice con la realidad.

La verdad de la historia es que Milei no ha pulverizado a ninguna casta, ha destrozado a los jubilados, a las universidades, a la ciencia, a la cultura, a los discapacitados, y a los sectores mal vulnerables de la sociedad.

La única realidad es que la hermana del presidente es una impresentable sospechada de corrupta, y que los supuestos brillantes economistas no pueden contener al dólar, ni el riesgo país, ni son capaces de generar empleo, ni proteger a las empresas que generan trabajo.

La demostración palmaria de que una cosa es lo que el gobierno intenta vender y otra muy distinta es la valoración que la gente hace de esta gestión es el resultado electoral de la provincia de Buenos Aires.

Algunos datos para destacar.

La derrota de Milei se produjo en la provincia donde se concentra el 37% del padrón del país.

Perdió en 6 de las 8 secciones, por una ventaja de 13 puntos y por una diferencia de un millón de votos. Es decir que no solo perdió, sino que perdió por paliza.

Como era de esperar cayó por escándalo en los distritos más populares, pero también fue derrotado en los municipios del campo, donde el peronismo no ganaba desde hace 20 años.

Otro apunte para tener en cuenta. Perdió la Libertad Avanza, pero también el macrismo, que hace unos meses cerró filas con el presidente. El resultado no hace más que ratificar que Mauricio Macri viene en picada libre.

Son todos datos concretos y pertenecen al mundo de la realidad.

El que no quiere reconocerlo es Milei, que tras el resultado electoral salió a hablar como si no hubiese pasado absolutamente nada.

“No vamos a retroceder un solo milímetro” dijo el líder libertario que además anunció que el rumbo no será modificado, sino que se va a profundizar.

Dos reflexiones sobre las declaraciones del presidente.

Primero: ¿Qué implicaría una profundización del modelo libertario?
¿Cuánto más desalmado y cruel puede ser un gobierno? ¿A qué sector indefenso de la sociedad atacará ahora?.

Acaso, ¿Hay algo más ruin que embestir contra los viejos y los discapacitados?

En segundo lugar: la falta de autocrítica es espeluznante.

Cualquier dirigente político apaleado por el voto popular tendría la humildad de reconocer los errores, la capacidad de leer el mensaje de los electores y la lucidez de generar un cambio que lo acerque a los ciudadanos.

Pero el problema de Milei no radica solo en la falta de humildad, capacidad y lucidez.

Su mayor problema es el universo en el que vive.

En su mundo ficticio nada de lo que pasó ayer en realidad sucedió. En su ceguera, tampoco ve el sufrimiento que sus políticas económicas producen en los argentinos.

Alguien debería sacarlo del mundo inexistente en el que vive y recordarle la frase de Aristóteles, o de Perón, para que le duela más.