Por: Esteban Gallo
El corte de agua que afectó a la ciudad de Puerto Madryn en las últimas horas, puso en evidencia la situación de complejidad extrema que afecta a la ciudad del golfo en materia sanitaria y la imperiosa necesidad de avanzar con las obras de infraestructura que necesita la comunidad.
El panorama es de tal gravedad, que las autoridades de SERVICOOP adelantarían el plan de cortes programados a la primavera, con la posibilidad real de que se extienda a todo el año. Estamos todavía en invierno y la población ya consume la máxima capacidad de producción y transporte de agua potable que tiene la ciudad.
Antes de que ningún desprevenido o mal intencionado salga a criticar a la Cooperativa Eléctrica, es necesario recordar que los reclamos efectuados por la gerencia sanitaria a las autoridades nacionales y provinciales comenzaron hace dos décadas atrás.
Durante la inauguración del acueducto que inauguró Néstor Kirchner en 2007, Pablo Timinieri manifestó a la prensa que aquella obra no era la solución definitiva al problema del abastecimiento de agua en Puerto Madryn y que, si no se avanzaba con la ejecución del acueducto de toma, ampliación de la planta potabilizadora y otros trabajos complementarios, se mejoraba la capacidad de transporte, pero no la de producción.
Aquellas palabras del gerente técnico de la Cooperativa se tradujeron en proyectos sesudos, carpetas muy bien elaboradas y reuniones múltiples, de la que participaron, a lo largo de los años, funcionarios provinciales y nacionales de distinto signo político.
Ricardo Sastre y luego, Gustavo Sastre, realizaron incansables gestiones en el mismo sentido.
Como resultado de ese trabajo conjunto entre el municipio y Servicoop, el ENHOSA aprobó técnicamente el proyecto del Nuevo acueducto de toma y obras complementarias por un valor de U$s 25 millones y la etapa 2 y 3 del acueducto de circunvalación, por un total de U$s 48 millones, que permitirá la puesta en marcha de emprendimientos muy importantes para la ciudad.
También se aprobó y se licitó, aunque sin adjudicación, la obra de optimización y ampliación de redes de agua potable para los barrios Perón y San Miguel con una inversión de 9 millones de dólares.
El problema es que llegó Milei y en nombre del maldito equilibrio fiscal pulverizó la obra pública en el país, dejando a los chubutenses a la buena de Dios y a los vecinos de sus comunidades en pampa y la vía.
Motosierra en mano, el líder libertario cerró el ENHOSA, que era el organismo que planificaba, financiaba y ejecutaba las obras de agua potable y cloacas en todo el país.
Las más afectadas fueron las ciudades medianas y localidades pequeñas, que, para realizar obras de infraestructura básica, dependen del acompañamiento del Estado.
El cierre del ENHOSA, más la pulverización de la obra pública, provocó una hecatombe total en la medida en que obras de redes de agua y cloacas quedaron inconclusas, proyectos de ejecución se frenaron por falta de financiamiento, plantas de tratamiento quedaron a medio construir y barrios populares sin acceso al servicio prometido.
El ENHOSA financiaba proyectos que los municipios o provincias solos no podían costear, y el resultado fue que se quedaron sin fondos para continuar proyectos estratégicos.
Hoy nos toca hablar de Madryn, pero lo mismo le pasa a Comodoro, Trelew o la Cordillera. Hablamos de servicios esenciales que afectan a miles de hogares y comprometen la calidad de vida, el ambiente y la salud de la población.
De qué manera se van a mitigar los efectos provocados por las medidas tomadas por el presidente abandónico que hoy gobierna este país, no es algo que podamos precisar.
A la vista, la única opción posible parecería ser el sistema de desendeudamiento al que accedió Chubut con el gobierno nacional y que le permite hacerse cargo de obras de infraestructura en distintos puntos de la provincia.
Así como es imprescindible mejorar el estado de las rutas, también lo son las obras vinculadas con los acueductos y las plantas potabilizadoras de nuestras ciudades. La situación de Madryn es muy compleja. Es tan compleja que las autoridades analizan hacer cortes programados todo el año. Imagínense el impacto que eso produciría en la ciudad turística más importante de la provincia, que además es la capital argentina del aluminio y el principal polo de la actividad pesquera de Chubut.
Hace 20 años que los madrynenses esperamos soluciones. Ya no es un reclamo. Es una exigencia. Y la gravedad del problema no admite más dilaciones.
Por: Esteban Gallo
El corte de agua que afectó a la ciudad de Puerto Madryn en las últimas horas, puso en evidencia la situación de complejidad extrema que afecta a la ciudad del golfo en materia sanitaria y la imperiosa necesidad de avanzar con las obras de infraestructura que necesita la comunidad.
El panorama es de tal gravedad, que las autoridades de SERVICOOP adelantarían el plan de cortes programados a la primavera, con la posibilidad real de que se extienda a todo el año. Estamos todavía en invierno y la población ya consume la máxima capacidad de producción y transporte de agua potable que tiene la ciudad.
Antes de que ningún desprevenido o mal intencionado salga a criticar a la Cooperativa Eléctrica, es necesario recordar que los reclamos efectuados por la gerencia sanitaria a las autoridades nacionales y provinciales comenzaron hace dos décadas atrás.
Durante la inauguración del acueducto que inauguró Néstor Kirchner en 2007, Pablo Timinieri manifestó a la prensa que aquella obra no era la solución definitiva al problema del abastecimiento de agua en Puerto Madryn y que, si no se avanzaba con la ejecución del acueducto de toma, ampliación de la planta potabilizadora y otros trabajos complementarios, se mejoraba la capacidad de transporte, pero no la de producción.
Aquellas palabras del gerente técnico de la Cooperativa se tradujeron en proyectos sesudos, carpetas muy bien elaboradas y reuniones múltiples, de la que participaron, a lo largo de los años, funcionarios provinciales y nacionales de distinto signo político.
Ricardo Sastre y luego, Gustavo Sastre, realizaron incansables gestiones en el mismo sentido.
Como resultado de ese trabajo conjunto entre el municipio y Servicoop, el ENHOSA aprobó técnicamente el proyecto del Nuevo acueducto de toma y obras complementarias por un valor de U$s 25 millones y la etapa 2 y 3 del acueducto de circunvalación, por un total de U$s 48 millones, que permitirá la puesta en marcha de emprendimientos muy importantes para la ciudad.
También se aprobó y se licitó, aunque sin adjudicación, la obra de optimización y ampliación de redes de agua potable para los barrios Perón y San Miguel con una inversión de 9 millones de dólares.
El problema es que llegó Milei y en nombre del maldito equilibrio fiscal pulverizó la obra pública en el país, dejando a los chubutenses a la buena de Dios y a los vecinos de sus comunidades en pampa y la vía.
Motosierra en mano, el líder libertario cerró el ENHOSA, que era el organismo que planificaba, financiaba y ejecutaba las obras de agua potable y cloacas en todo el país.
Las más afectadas fueron las ciudades medianas y localidades pequeñas, que, para realizar obras de infraestructura básica, dependen del acompañamiento del Estado.
El cierre del ENHOSA, más la pulverización de la obra pública, provocó una hecatombe total en la medida en que obras de redes de agua y cloacas quedaron inconclusas, proyectos de ejecución se frenaron por falta de financiamiento, plantas de tratamiento quedaron a medio construir y barrios populares sin acceso al servicio prometido.
El ENHOSA financiaba proyectos que los municipios o provincias solos no podían costear, y el resultado fue que se quedaron sin fondos para continuar proyectos estratégicos.
Hoy nos toca hablar de Madryn, pero lo mismo le pasa a Comodoro, Trelew o la Cordillera. Hablamos de servicios esenciales que afectan a miles de hogares y comprometen la calidad de vida, el ambiente y la salud de la población.
De qué manera se van a mitigar los efectos provocados por las medidas tomadas por el presidente abandónico que hoy gobierna este país, no es algo que podamos precisar.
A la vista, la única opción posible parecería ser el sistema de desendeudamiento al que accedió Chubut con el gobierno nacional y que le permite hacerse cargo de obras de infraestructura en distintos puntos de la provincia.
Así como es imprescindible mejorar el estado de las rutas, también lo son las obras vinculadas con los acueductos y las plantas potabilizadoras de nuestras ciudades. La situación de Madryn es muy compleja. Es tan compleja que las autoridades analizan hacer cortes programados todo el año. Imagínense el impacto que eso produciría en la ciudad turística más importante de la provincia, que además es la capital argentina del aluminio y el principal polo de la actividad pesquera de Chubut.
Hace 20 años que los madrynenses esperamos soluciones. Ya no es un reclamo. Es una exigencia. Y la gravedad del problema no admite más dilaciones.