Es difícil encontrar el término exacto para describir las sensaciones de aquellos días. Las impresiones le dan nombre a los sentimientos pero las palabras nunca tienen el mismo alcance. Puedo decir que fueron un sin número de emociones. Había recuperado la democracia, la libertad”.
Daniel Enrique García define de esta manera lo que le pasó el 10 de diciembre de 1983 cuando asumió como intendente de Rawson. Y en verdad tiene razón: una cosa es vivirlo y otra contarlo. García realizó una intendencia impecable durante los primeros 4 años, lo que le valió ser reelecto en 1987 por un porcentaje tanto propio como en la diferencia nunca alcanzado después por ningún otro candidato. Se había hecho cargo de una ciudad que como tantas había pagado caros los años de la dictadura y que como capital provincial vivía casi exclusivamente de la administración provincial.
“Veníamos de un pasado extensamente penoso. Yo pertenecía a un movimiento que venía de 3 décadas traumáticas en la que sólo había podido ejercer sus plenos derechos durante unos pocos años. Pero habíamos recibido un gran legado del conductor de ese movimiento, Juan Domingo Perón y nuestra obligación era desarrollarlo, ponerlo en práctica”.
-¿Cómo recuerda aquellos primeros tiempos de democracia?
-Hay algo que fue fundamental: el acompañamiento popular, la alegría de la gente. En la calle, en los barrios, en todos lados. Sentimos que fue como un punto de inflexión, un cambio que todo el mundo tomó como propio y por eso fue como que nos dieran la mano a quienes nos tocaron las responsabilidades públicas. La gente jugó un papel fundamental en aquel momento. Era el inicio de una historia nueva, llena de expectativas y proyectos. Ese acompañamiento de la gente es imborrable para mí, un avance importante en todos los aspectos.
- Igual, fue difícil comenzar de nuevo...
- Claro que sí. Ya dije que venía de un partido muy castigado, de hechos que después provocaron una verdadera masacre en el país, la que todos conocemos. Por eso digo que el acompañamiento popular fue clave. Y nosotros empezamos a trabajar definiendo objetivos que los habitantes de Rawson entendieron y por eso lo pudimos desarrollar. A partir de una planificación socio comunitaria, con emprendimientos habitacionales. Y con un eje productivo: la pesca. Teníamos la convicción que era la actividad a sostener para lograr el desarrollo de una ciudad netamente administrativa. Yo creo que le cambiamos la cara a Rawson, donde estaba todo por hacer. Y nosotros, sin querer pecar de soberbios, lo hicimos.
- ¿Qué cree que ha cambiado en estos 30 años de democracia?
- Hay cosas que me asustan como lo que pasó recientemente en Córdoba. Para mí fue un retroceso. También la falta de debate interno, se ha dejado de hacer y antes en el justicialismo era una práctica cotidiana. Con cosas que afianzan la democracia como hay otros aspectos que la entorpecen. Y uno de ellos es la corrupción. Son de los primeros aspectos que tenemos que erradicar. Y eso sólo se puede lograr entre todos. Recuperando algunas cuestiones que dieron nacimiento a un movimiento que perdura en el tiempo, recuperando aquella confianza que nos dio la gente en el 83, aquel enorme acompañamiento comunitario.#
Es difícil encontrar el término exacto para describir las sensaciones de aquellos días. Las impresiones le dan nombre a los sentimientos pero las palabras nunca tienen el mismo alcance. Puedo decir que fueron un sin número de emociones. Había recuperado la democracia, la libertad”.
Daniel Enrique García define de esta manera lo que le pasó el 10 de diciembre de 1983 cuando asumió como intendente de Rawson. Y en verdad tiene razón: una cosa es vivirlo y otra contarlo. García realizó una intendencia impecable durante los primeros 4 años, lo que le valió ser reelecto en 1987 por un porcentaje tanto propio como en la diferencia nunca alcanzado después por ningún otro candidato. Se había hecho cargo de una ciudad que como tantas había pagado caros los años de la dictadura y que como capital provincial vivía casi exclusivamente de la administración provincial.
“Veníamos de un pasado extensamente penoso. Yo pertenecía a un movimiento que venía de 3 décadas traumáticas en la que sólo había podido ejercer sus plenos derechos durante unos pocos años. Pero habíamos recibido un gran legado del conductor de ese movimiento, Juan Domingo Perón y nuestra obligación era desarrollarlo, ponerlo en práctica”.
-¿Cómo recuerda aquellos primeros tiempos de democracia?
-Hay algo que fue fundamental: el acompañamiento popular, la alegría de la gente. En la calle, en los barrios, en todos lados. Sentimos que fue como un punto de inflexión, un cambio que todo el mundo tomó como propio y por eso fue como que nos dieran la mano a quienes nos tocaron las responsabilidades públicas. La gente jugó un papel fundamental en aquel momento. Era el inicio de una historia nueva, llena de expectativas y proyectos. Ese acompañamiento de la gente es imborrable para mí, un avance importante en todos los aspectos.
- Igual, fue difícil comenzar de nuevo...
- Claro que sí. Ya dije que venía de un partido muy castigado, de hechos que después provocaron una verdadera masacre en el país, la que todos conocemos. Por eso digo que el acompañamiento popular fue clave. Y nosotros empezamos a trabajar definiendo objetivos que los habitantes de Rawson entendieron y por eso lo pudimos desarrollar. A partir de una planificación socio comunitaria, con emprendimientos habitacionales. Y con un eje productivo: la pesca. Teníamos la convicción que era la actividad a sostener para lograr el desarrollo de una ciudad netamente administrativa. Yo creo que le cambiamos la cara a Rawson, donde estaba todo por hacer. Y nosotros, sin querer pecar de soberbios, lo hicimos.
- ¿Qué cree que ha cambiado en estos 30 años de democracia?
- Hay cosas que me asustan como lo que pasó recientemente en Córdoba. Para mí fue un retroceso. También la falta de debate interno, se ha dejado de hacer y antes en el justicialismo era una práctica cotidiana. Con cosas que afianzan la democracia como hay otros aspectos que la entorpecen. Y uno de ellos es la corrupción. Son de los primeros aspectos que tenemos que erradicar. Y eso sólo se puede lograr entre todos. Recuperando algunas cuestiones que dieron nacimiento a un movimiento que perdura en el tiempo, recuperando aquella confianza que nos dio la gente en el 83, aquel enorme acompañamiento comunitario.#