La legendaria revista de humor "Hortensia" regresa en un libro

Surgidos de la gran colmena satírica que alcanzó popularidad en la legendaria revista cordobesa Hortensia, los personajes Negrazón y Chaveta, dupla creada por Alberto Cognigni, regresan en un libro titulado con sus nombres que muestra la vigencia de un humor que desarma lo solemne con una dosis potente de ingenio y parodia.

16 FEB 2016 - 12:40 | Actualizado

Titulada "Lo mejor de Negrazón & Chaveta", la obra recopila relatos humorísticos de Cognigni (1930-1985) dibujante y periodista que acompaña con sus caricaturas a dos habitantes de las orillas que se burlan de todo y filosofan al borde del absurdo, al tiempo que reúne muchos de sus jugosos editoriales.

En 1971 Cognigni lanzó dos mil ejemplares de Hortensia sin sospechar una demanda que de inmediato hizo que se cuadriplicara el tiraje y que algunos números posteriores de esa revista quincenal –con dibujantes de la talla de Caloi, Sábat, Crist y Fontanarrosa estrenando sus personajes "Inodoro Pereyra" y "Boogie el aceitoso"- llegarían a los 200 mil en un lapso de 19 años.

El mismo Cognini, narrador excepcional de la estirpe de los cuentacuentos uruguayos Wimpie y Julio César Castro, nunca olvidó que el humor argentino tenía antecedentes sólidos en revistas del siglo XIX como El Mosquito, La Carcajada (de Córdoba) y Caras y Caretas, en cuyas páginas brillaba ya una dupla al estilo "Negrazón y Chaveta" ("N y Ch"), llamados "Viruta y Chicharrón".

Tras señalar que hay tres esculturas de "N & Ch" (una en Córdoba y otra en Puerto Madero, Buenos Aires), el hijo de Alberto Cognigni, Mariano, también escritor de relatos de humor, dialogó con Telam.

- Télam: ¿Cómo caracterizarías a cada uno de estos personajes?

- Mariano Cognigni: Negrazón es más reflexivo, con alma de poeta, un poco místico, nostálgico, inseguro, más sedentario, no le gustan los cambios. Para él todo tiempo pasado fue mejor, acaso por eso sea un tipo enamorado de la ciudad. Chaveta, es inquieto, curioso, lleva por lo general la iniciativa del dúo; le gusta darse aires de persona interesante usando un lenguaje intelectual, además es pícaro, orgulloso y especialmente ingenioso cuando la conversación versa de su amor nunca correspondido con Pirula, hermana de Negrazón.

- T: ¿Representaban al sector popular de la sociedad cordobesa?

- M: Sí, son exponentes de esa clase trabajadora cordobesa, humilde pero no pobre, que superando la condición de "peón de obra" iban en los '70 a trabajar en "rastrojero" a las fábricas en motos "Puma". Hoy diríamos que están un peldaño encima de los habitantes de una villa.

- T: Por lo mismo, su lenguaje tiene mucho de ingenio, parodia, chispa, sorna, sarcasmo, incluso filosofía barrial…

- M: En Córdoba, las clases sociales bajas tienen un humor muy picaresco, espontáneo que a veces es humor negro de tan burlesco. Acaso, quienes menos tienen que perder, también menos prejuicios tienen a la hora de ser irreverentes haciendo chistes.

Los personajes de mi viejo tenían recursos un tanto filosóficos que reflejaban la intelectualidad y la politización de aquellos años. Y muestran cierta propensión de la clase baja a parecerse a la clase media, tomando modismos y el lenguaje que recibe a través de los medios intentando enaltecer y valorar su persona.

- T: En una entrevista dijiste que Negrazón y Chaveta vivían dentro de tu padre y que lo sorprendían a él mismo con sus ocurrencias…

- M. C: Lo que no es extraño en los artistas cordobeses: el personaje "Doña Jovita" habita dentro de José Luis Serrano y "El Monstruo del Choripan" en el Negro Álvarez. Mi viejo convivía con "N & Ch", ellos le hablaban y él se reía mientras tecleaba la Lettrera 22.

- T: ¿Podría decirse que el creador de Hortensia se nutría del habla de la calle y las locuciones populares?

- M. C: Era un mito urbano de aquellos años. Un tiempo al viejo le causó gracia, pero un medio porteño sugirió que hacer Hortensia era poco más que tomar nota de lo que se oía en las calles de Córdoba, y escribió un editorial resaltando la planificación, esfuerzo y selección de material que había detrás de cada número. Descalificar lo que no se hacía en Buenos Aires, era una práctica habitual ya en aquellos años.

- T: ¿Es cierto que este tipo de humor no caía bien en ciertos sectores sociales de Córdoba y que incluso una profesora llegó a desmerecerlo en tu curso?

- M. C.: Sí, en aquellos años la atención del país estaba más centrada en Buenos Aires, el paradigma del "Ser Nacional" que mostraban los medios capitalinos. Hortensia vino a ventilar lo que avergonzaba a los cordobeses pacatos: la tonada y los modismos locales. Y hubo quienes, como esa profesora que, acusaron a la revista de "deformar la lengua española". El resto de la población recibió muy bien a la revista, con orgullo por difundir nuestra cultura autóctona.

- T: ¿El humor de N & Ch sigue vigente?, ¿Aún hay gente que maneja esos modismos de lenguaje en las barriadas populares?

- M. C: Sigue vigente porque forma parte de la idiosincrasia cordobesa, aunque el lenguaje se ha renovado bastante, incluye ahora palabras de otros lunfardos. Si uno no pertenece a esas barriadas, sólo se puede escuchar en la cancha, en la peatonal, en alguna obra en construcción, que son los pocos puntos de contacto entre las clases sociales.

- T: En N & Ch hay otro personaje, la moto ("Pumita"), que tiene incluso su carácter; a veces se enoja y atasca, otras anda alegre.

M. C.: Mi papá hizo un uso excelente de esa relación humanizada con los objetos que todos tenemos; no es raro decir "el auto no quiso arrancar". Además, la "pumita" refleja la admiración de mi viejo por la industria nacional y los productos de la Industria Aeronáutica y Mecánica del Estado (IAME). Cuando la dictadura cerró la fábrica, indignado me explicaba que era por presión de las automotrices internacionales, porque sus vehículos eran hechos en el país, populares, baratos, buenos y duraderos.

16 FEB 2016 - 12:40

Titulada "Lo mejor de Negrazón & Chaveta", la obra recopila relatos humorísticos de Cognigni (1930-1985) dibujante y periodista que acompaña con sus caricaturas a dos habitantes de las orillas que se burlan de todo y filosofan al borde del absurdo, al tiempo que reúne muchos de sus jugosos editoriales.

En 1971 Cognigni lanzó dos mil ejemplares de Hortensia sin sospechar una demanda que de inmediato hizo que se cuadriplicara el tiraje y que algunos números posteriores de esa revista quincenal –con dibujantes de la talla de Caloi, Sábat, Crist y Fontanarrosa estrenando sus personajes "Inodoro Pereyra" y "Boogie el aceitoso"- llegarían a los 200 mil en un lapso de 19 años.

El mismo Cognini, narrador excepcional de la estirpe de los cuentacuentos uruguayos Wimpie y Julio César Castro, nunca olvidó que el humor argentino tenía antecedentes sólidos en revistas del siglo XIX como El Mosquito, La Carcajada (de Córdoba) y Caras y Caretas, en cuyas páginas brillaba ya una dupla al estilo "Negrazón y Chaveta" ("N y Ch"), llamados "Viruta y Chicharrón".

Tras señalar que hay tres esculturas de "N & Ch" (una en Córdoba y otra en Puerto Madero, Buenos Aires), el hijo de Alberto Cognigni, Mariano, también escritor de relatos de humor, dialogó con Telam.

- Télam: ¿Cómo caracterizarías a cada uno de estos personajes?

- Mariano Cognigni: Negrazón es más reflexivo, con alma de poeta, un poco místico, nostálgico, inseguro, más sedentario, no le gustan los cambios. Para él todo tiempo pasado fue mejor, acaso por eso sea un tipo enamorado de la ciudad. Chaveta, es inquieto, curioso, lleva por lo general la iniciativa del dúo; le gusta darse aires de persona interesante usando un lenguaje intelectual, además es pícaro, orgulloso y especialmente ingenioso cuando la conversación versa de su amor nunca correspondido con Pirula, hermana de Negrazón.

- T: ¿Representaban al sector popular de la sociedad cordobesa?

- M: Sí, son exponentes de esa clase trabajadora cordobesa, humilde pero no pobre, que superando la condición de "peón de obra" iban en los '70 a trabajar en "rastrojero" a las fábricas en motos "Puma". Hoy diríamos que están un peldaño encima de los habitantes de una villa.

- T: Por lo mismo, su lenguaje tiene mucho de ingenio, parodia, chispa, sorna, sarcasmo, incluso filosofía barrial…

- M: En Córdoba, las clases sociales bajas tienen un humor muy picaresco, espontáneo que a veces es humor negro de tan burlesco. Acaso, quienes menos tienen que perder, también menos prejuicios tienen a la hora de ser irreverentes haciendo chistes.

Los personajes de mi viejo tenían recursos un tanto filosóficos que reflejaban la intelectualidad y la politización de aquellos años. Y muestran cierta propensión de la clase baja a parecerse a la clase media, tomando modismos y el lenguaje que recibe a través de los medios intentando enaltecer y valorar su persona.

- T: En una entrevista dijiste que Negrazón y Chaveta vivían dentro de tu padre y que lo sorprendían a él mismo con sus ocurrencias…

- M. C: Lo que no es extraño en los artistas cordobeses: el personaje "Doña Jovita" habita dentro de José Luis Serrano y "El Monstruo del Choripan" en el Negro Álvarez. Mi viejo convivía con "N & Ch", ellos le hablaban y él se reía mientras tecleaba la Lettrera 22.

- T: ¿Podría decirse que el creador de Hortensia se nutría del habla de la calle y las locuciones populares?

- M. C: Era un mito urbano de aquellos años. Un tiempo al viejo le causó gracia, pero un medio porteño sugirió que hacer Hortensia era poco más que tomar nota de lo que se oía en las calles de Córdoba, y escribió un editorial resaltando la planificación, esfuerzo y selección de material que había detrás de cada número. Descalificar lo que no se hacía en Buenos Aires, era una práctica habitual ya en aquellos años.

- T: ¿Es cierto que este tipo de humor no caía bien en ciertos sectores sociales de Córdoba y que incluso una profesora llegó a desmerecerlo en tu curso?

- M. C.: Sí, en aquellos años la atención del país estaba más centrada en Buenos Aires, el paradigma del "Ser Nacional" que mostraban los medios capitalinos. Hortensia vino a ventilar lo que avergonzaba a los cordobeses pacatos: la tonada y los modismos locales. Y hubo quienes, como esa profesora que, acusaron a la revista de "deformar la lengua española". El resto de la población recibió muy bien a la revista, con orgullo por difundir nuestra cultura autóctona.

- T: ¿El humor de N & Ch sigue vigente?, ¿Aún hay gente que maneja esos modismos de lenguaje en las barriadas populares?

- M. C: Sigue vigente porque forma parte de la idiosincrasia cordobesa, aunque el lenguaje se ha renovado bastante, incluye ahora palabras de otros lunfardos. Si uno no pertenece a esas barriadas, sólo se puede escuchar en la cancha, en la peatonal, en alguna obra en construcción, que son los pocos puntos de contacto entre las clases sociales.

- T: En N & Ch hay otro personaje, la moto ("Pumita"), que tiene incluso su carácter; a veces se enoja y atasca, otras anda alegre.

M. C.: Mi papá hizo un uso excelente de esa relación humanizada con los objetos que todos tenemos; no es raro decir "el auto no quiso arrancar". Además, la "pumita" refleja la admiración de mi viejo por la industria nacional y los productos de la Industria Aeronáutica y Mecánica del Estado (IAME). Cuando la dictadura cerró la fábrica, indignado me explicaba que era por presión de las automotrices internacionales, porque sus vehículos eran hechos en el país, populares, baratos, buenos y duraderos.


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