Soledad Palacio, presidenta de la Biblioteca Popular “Asencio Abeijón” de Playa Unión; es vocal de la Federación de Bibliotecas Populares y delegada federativa ante la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, la CONABI. Remarca que estos cargos se ejercen ad honorem y que las bibliotecas populares tienen más de ciento cincuenta años en la Argentina. “Han nacido y se han sustentado en el tiempo por ser unidades de información que promueven el acceso a la información como un derecho humano básico”.
Y en diálogo con Jornada propone que la biblioteca es una forma de democratizar el acceso a la información en espacios donde no hay servicios esenciales como la conectividad a internet. “También donde hay internet ya que facilita la información para que todas las personas puedan resolver dificultades o contar con la información necesaria para finalizar trámites, gestionar servicios, acceder a información para estudio o desarrollo de emprendimientos. Básicamente para aprender cosas que no se saben y que no siempre están al alcance de la mano”, describió.
No obstante, advierte que la situación en la mayoría de las bibliotecas populares es “crítica” en particular para las del interior y las que no pueden generar ingresos propios y deben reducir actividades o realizan acciones diferentes a su objeto como ferias de empanadas y bingos. Palacio plantea que se adeuda el Fondo Especial de Bibliotecas Populares de Chubut lo cual impide avanzar en programas de pasantías, afrontar gastos corrientes y presentar proyectos como conectividad, información ciudadana y de incentivo a la lectura. “Una de las demandas es que efectivicen los recursos para el pago de pasantías ya que se autorizaron en junio programas para proyectos de promoción de la lectura; manejo de redes sociales y desarrollo de fondos bibliográficos. Son montos para estudiantes que se perciben en negro y a modo de estímulo”.
Circulación de la palabra
Desde el concepto de espacio de encuentro intergeneracional, la palabra circula más allá de las personas. Y las bibliotecas desde su misión esencial son un reservorio de información; de conservación del patrimonio y de la identidad local. “Como son construidas desde lo comunitario y desde las propias personas y su interés; la memoria y el conocimiento general. Las bibliotecas son grandes conocedoras de la historia del lugar porque en Chubut hay algunas que son centenarias y en general rondan entre los treinta y sesenta años”.
Palacio destacó el trabajo de los voluntarios que sostienen el funcionamiento de estas organizaciones civiles sin fines de lucro. Y diferenció a Chubut de provincias como Río Negro o San Juan donde los estados aportan recursos del Estado para la atención al público y el desarrollo de la colección de los fondos bibliográficos”, resaltó.
“Las bibliotecas sí se han visto afectadas por las políticas nacionales, primero en el recorte de lo que fue la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares y el intento de distribuir los fondos que por ley nos corresponden como derecho adquirido, que es el gravamen a los juegos de azar, que va directamente a un porcentaje a las bibliotecas populares”, explicó Palacio quien lamentó que la Ley Bases dañaba su estructura coyuntural, redistribuyendo las cargas y el recorte sobre determinadas industrias culturales generando la actual demora en el pago de los subsidios a nivel nacional. “El aumento de los servicios que ha sido exponencial, ha hecho que las bibliotecas populares hayan tenido que salir a hacer otro tipo de eventos ya no tan vinculados a su objeto de orígen institucional. Se hicieron ventas de sorrentinos, rifas y empanadas para solventar los gastos corrientes”.
Incentivo para leer
“La lectura es un hábito que se construye, nace desde la necesidad de ampliar el conocimiento. Leer leemos siempre, no solamente tiene que ver con el formato libro, sino que permanentemente tenemos al alcance de la mano un dispositivo que nos está brindando información y que debemos decodificar a través de la lectura”.
Palacio indicó que en general los niños y los jóvenes están dispuestos a la lectura y que aunque en otras etapas de la vida, se deje de lado los libros. “Leer no es algo que se pierda sino que se construye a lo largo de toda la vida. Las bibliotecas son esos espacios donde se contagia a la lectura y a la interrogación”.
“Qué bueno sería ver en la sala de espera a niños muy pequeños con libros en la mano y no con el celular para que no molesten. Yo le digo que es un chupete electrónico. Eso va en detrimento del libro, pero el libro no va a desaparecer por los dispositivos electrónicos. Lo que tenemos que alimentar desde las bibliotecas es justamente, esa curiosidad”.
Soledad Palacio, presidenta de la Biblioteca Popular “Asencio Abeijón” de Playa Unión; es vocal de la Federación de Bibliotecas Populares y delegada federativa ante la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, la CONABI. Remarca que estos cargos se ejercen ad honorem y que las bibliotecas populares tienen más de ciento cincuenta años en la Argentina. “Han nacido y se han sustentado en el tiempo por ser unidades de información que promueven el acceso a la información como un derecho humano básico”.
Y en diálogo con Jornada propone que la biblioteca es una forma de democratizar el acceso a la información en espacios donde no hay servicios esenciales como la conectividad a internet. “También donde hay internet ya que facilita la información para que todas las personas puedan resolver dificultades o contar con la información necesaria para finalizar trámites, gestionar servicios, acceder a información para estudio o desarrollo de emprendimientos. Básicamente para aprender cosas que no se saben y que no siempre están al alcance de la mano”, describió.
No obstante, advierte que la situación en la mayoría de las bibliotecas populares es “crítica” en particular para las del interior y las que no pueden generar ingresos propios y deben reducir actividades o realizan acciones diferentes a su objeto como ferias de empanadas y bingos. Palacio plantea que se adeuda el Fondo Especial de Bibliotecas Populares de Chubut lo cual impide avanzar en programas de pasantías, afrontar gastos corrientes y presentar proyectos como conectividad, información ciudadana y de incentivo a la lectura. “Una de las demandas es que efectivicen los recursos para el pago de pasantías ya que se autorizaron en junio programas para proyectos de promoción de la lectura; manejo de redes sociales y desarrollo de fondos bibliográficos. Son montos para estudiantes que se perciben en negro y a modo de estímulo”.
Circulación de la palabra
Desde el concepto de espacio de encuentro intergeneracional, la palabra circula más allá de las personas. Y las bibliotecas desde su misión esencial son un reservorio de información; de conservación del patrimonio y de la identidad local. “Como son construidas desde lo comunitario y desde las propias personas y su interés; la memoria y el conocimiento general. Las bibliotecas son grandes conocedoras de la historia del lugar porque en Chubut hay algunas que son centenarias y en general rondan entre los treinta y sesenta años”.
Palacio destacó el trabajo de los voluntarios que sostienen el funcionamiento de estas organizaciones civiles sin fines de lucro. Y diferenció a Chubut de provincias como Río Negro o San Juan donde los estados aportan recursos del Estado para la atención al público y el desarrollo de la colección de los fondos bibliográficos”, resaltó.
“Las bibliotecas sí se han visto afectadas por las políticas nacionales, primero en el recorte de lo que fue la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares y el intento de distribuir los fondos que por ley nos corresponden como derecho adquirido, que es el gravamen a los juegos de azar, que va directamente a un porcentaje a las bibliotecas populares”, explicó Palacio quien lamentó que la Ley Bases dañaba su estructura coyuntural, redistribuyendo las cargas y el recorte sobre determinadas industrias culturales generando la actual demora en el pago de los subsidios a nivel nacional. “El aumento de los servicios que ha sido exponencial, ha hecho que las bibliotecas populares hayan tenido que salir a hacer otro tipo de eventos ya no tan vinculados a su objeto de orígen institucional. Se hicieron ventas de sorrentinos, rifas y empanadas para solventar los gastos corrientes”.
Incentivo para leer
“La lectura es un hábito que se construye, nace desde la necesidad de ampliar el conocimiento. Leer leemos siempre, no solamente tiene que ver con el formato libro, sino que permanentemente tenemos al alcance de la mano un dispositivo que nos está brindando información y que debemos decodificar a través de la lectura”.
Palacio indicó que en general los niños y los jóvenes están dispuestos a la lectura y que aunque en otras etapas de la vida, se deje de lado los libros. “Leer no es algo que se pierda sino que se construye a lo largo de toda la vida. Las bibliotecas son esos espacios donde se contagia a la lectura y a la interrogación”.
“Qué bueno sería ver en la sala de espera a niños muy pequeños con libros en la mano y no con el celular para que no molesten. Yo le digo que es un chupete electrónico. Eso va en detrimento del libro, pero el libro no va a desaparecer por los dispositivos electrónicos. Lo que tenemos que alimentar desde las bibliotecas es justamente, esa curiosidad”.