- Por Esteban Gallo
Chubut se coronó brillante campeón de los Juegos EPADE.
Nuestros jóvenes deportistas subieron a lo más alto del podio al totalizar 78 puntos en la sumatoria general, los mismos que logró la delegación de Río Negro. El desempate se dio por la cantidad de primeros puestos conseguidos en la presente edición, en la cual Chubut sacó ventaja al haberse consagrado en cinco disciplinas: atletismo (masculino y femenino), básquet femenino, mountain bike masculino y vóley femenino, mientras que Río Negro solo sumó tres títulos.
Nuestra delegación además consiguió el subcampeonato en fútbol masculino y tres terceros puestos en mountain bike femenino, natación y vóley masculino, en las posiciones más destacadas.
Haciendo foco exclusivamente en lo deportivo, el mérito del equipo chubutense es enorme. Para que tomemos conciencia de la trascendencia de la performance de nuestros chicos y chicas, diremos que se trata del tercer título de la historia para la delegación de nuestra provincia, tras los conseguidos en 2009 (Chubut) y 2011 (Neuquén) y que los EPADE no se ganaban desde hace 14 años.
Como ocurre en cualquier competencia deportiva, los logros se obtienen por una sumatoria de factores, del que son protagonistas los atletas, pero también los entrenadores, preparadores físicos, delegados, traumatólogos, kinesiólogos, nutricionistas y psicólogos.
Al mismo tiempo, todo ese trabajo se sostiene con una política deportiva que desciende desde las más altas esferas gubernamentales. El resultado obtenido en estos EPADE 2025 deja bien parados a los conductores de Chubut Deportes y también al gobierno de Nacho Torres, que es quien define las políticas deportivas de la provincia.
Compartimos un dato que refleja la seriedad con la que se planificó el trabajo de la delegación chubutense. Por primera vez, se realizaron 52 concentraciones de las que participaron atletas de todas las disciplinas y de diferentes ciudades de Chubut. Eso requirió de una inversión importante en viajes, alojamiento y logística, lo que permitió concretar un programa de entrenamiento riguroso y una muy efectiva selección de atletas, que permitió armar equipos con los mejores deportistas disponibles.
Los resultados están a la vista.
En la misma sintonía, son varios los municipios de Chubut que ven al deporte como una política pública.
Algunos de los programas implementados por Gustavo Sastre en Madryn son replicados en otros puntos del país. Los talleres deportivos municipales que impulsa Gerardo Merino en Trelew van en la misma dirección. Othar Macharashvilli defiende a capa y espada una política deportiva integral con la que intenta llegar a cada barrio de Comodoro Rivadavia.
En estos tiempos de vacas flacas y frazadas cortas, con necesidades básicas insatisfechas por doquier, impulsado por requerimientos muchas veces bien intencionados, los gobernantes pueden caer en la tentación de ajustar por el lado del deporte.
Por favor, no lo hagan. El deporte nunca debe ser visto como un gasto, sino como una inversión y como una prioridad a la que no se debe renunciar si queremos tener una sociedad mejor.
Los dirigentes políticos y funcionarios públicos que hacen la diferencia son los que entienden que detrás del esfuerzo de nuestros deportistas, de las inversiones en infraestructura y los programas que se llevan adelante, hay inclusión, contención y crecimiento.
Por esa senda transitan los gobiernos de las provincias patagónicas que haciendo frente al abandono que el gobierno nacional ha hecho del deporte, se pusieron al hombro la realización de los juegos EPADE, desdoblando las fechas de competencia, utilizando distintas sedes, y compartiendo los gastos de la organización.
Se trató de una verdadera integración patagónica puesta al servicio de la sana competencia y a favor de los valores fundamentales que el deporte inculca y transmite a nuestra juventud.
El respeto, el trabajo en equipo, la perseverancia, la disciplina y la humildad son virtudes que no solo sirven para el desarrollo deportivo, sino también para la vida en general, en la medida en que forma individuos más responsables, solidarios y empáticos.
Eso se logra únicamente con políticas de Estado que colocan al deporte en el lugar que se merece.
- Por Esteban Gallo
Chubut se coronó brillante campeón de los Juegos EPADE.
Nuestros jóvenes deportistas subieron a lo más alto del podio al totalizar 78 puntos en la sumatoria general, los mismos que logró la delegación de Río Negro. El desempate se dio por la cantidad de primeros puestos conseguidos en la presente edición, en la cual Chubut sacó ventaja al haberse consagrado en cinco disciplinas: atletismo (masculino y femenino), básquet femenino, mountain bike masculino y vóley femenino, mientras que Río Negro solo sumó tres títulos.
Nuestra delegación además consiguió el subcampeonato en fútbol masculino y tres terceros puestos en mountain bike femenino, natación y vóley masculino, en las posiciones más destacadas.
Haciendo foco exclusivamente en lo deportivo, el mérito del equipo chubutense es enorme. Para que tomemos conciencia de la trascendencia de la performance de nuestros chicos y chicas, diremos que se trata del tercer título de la historia para la delegación de nuestra provincia, tras los conseguidos en 2009 (Chubut) y 2011 (Neuquén) y que los EPADE no se ganaban desde hace 14 años.
Como ocurre en cualquier competencia deportiva, los logros se obtienen por una sumatoria de factores, del que son protagonistas los atletas, pero también los entrenadores, preparadores físicos, delegados, traumatólogos, kinesiólogos, nutricionistas y psicólogos.
Al mismo tiempo, todo ese trabajo se sostiene con una política deportiva que desciende desde las más altas esferas gubernamentales. El resultado obtenido en estos EPADE 2025 deja bien parados a los conductores de Chubut Deportes y también al gobierno de Nacho Torres, que es quien define las políticas deportivas de la provincia.
Compartimos un dato que refleja la seriedad con la que se planificó el trabajo de la delegación chubutense. Por primera vez, se realizaron 52 concentraciones de las que participaron atletas de todas las disciplinas y de diferentes ciudades de Chubut. Eso requirió de una inversión importante en viajes, alojamiento y logística, lo que permitió concretar un programa de entrenamiento riguroso y una muy efectiva selección de atletas, que permitió armar equipos con los mejores deportistas disponibles.
Los resultados están a la vista.
En la misma sintonía, son varios los municipios de Chubut que ven al deporte como una política pública.
Algunos de los programas implementados por Gustavo Sastre en Madryn son replicados en otros puntos del país. Los talleres deportivos municipales que impulsa Gerardo Merino en Trelew van en la misma dirección. Othar Macharashvilli defiende a capa y espada una política deportiva integral con la que intenta llegar a cada barrio de Comodoro Rivadavia.
En estos tiempos de vacas flacas y frazadas cortas, con necesidades básicas insatisfechas por doquier, impulsado por requerimientos muchas veces bien intencionados, los gobernantes pueden caer en la tentación de ajustar por el lado del deporte.
Por favor, no lo hagan. El deporte nunca debe ser visto como un gasto, sino como una inversión y como una prioridad a la que no se debe renunciar si queremos tener una sociedad mejor.
Los dirigentes políticos y funcionarios públicos que hacen la diferencia son los que entienden que detrás del esfuerzo de nuestros deportistas, de las inversiones en infraestructura y los programas que se llevan adelante, hay inclusión, contención y crecimiento.
Por esa senda transitan los gobiernos de las provincias patagónicas que haciendo frente al abandono que el gobierno nacional ha hecho del deporte, se pusieron al hombro la realización de los juegos EPADE, desdoblando las fechas de competencia, utilizando distintas sedes, y compartiendo los gastos de la organización.
Se trató de una verdadera integración patagónica puesta al servicio de la sana competencia y a favor de los valores fundamentales que el deporte inculca y transmite a nuestra juventud.
El respeto, el trabajo en equipo, la perseverancia, la disciplina y la humildad son virtudes que no solo sirven para el desarrollo deportivo, sino también para la vida en general, en la medida en que forma individuos más responsables, solidarios y empáticos.
Eso se logra únicamente con políticas de Estado que colocan al deporte en el lugar que se merece.