Juan Pablo Luque respetó la tradición familiar de votar junto a su padre Ernesto, a quien responsabilizó respecto al legado peronista que se inició inclusive, mucho antes
“En la mesa siempre se habló de Perón” asume sobre la pertenencia heredada. “Hay cosas que no se enseñan, se transmiten. Se siembran de a poco, entre anécdotas, discusiones, silencios y domingos de asado”.
Luque destacó que antes de ser candidato fue “un hijo escuchando a su padre hablar de política”. Y aún más atrás la voz de su abuelo repitiendo un nombre como una consigna. “Mi abuelo falleció cuando yo era muy chico, pero él siempre hablaba de Perón”, contó Luque rompiendo la formalidad de un domingo de democracia interna.
“Con mi viejo hablábamos mucho más. De sus vivencias, de cuando jugaba al fútbol en La Plata. Y de política también siempre”.
“Es como cuando vos sos hincha de un club, y un día tu hijo juega en ese mismo equipo. Eso pasó,el hijo de un peronista de toda la vida; un día llegó a ser intendente. Es algo que se cierra, que se completa”, aportó Luque hijo.
“El primer crítico que tengo es mi viejo”, reconoció desde la intimidad y la confianza: “Siempre me bancó a muerte, estuvo conmigo en todas pero no se guarda nada. Si tengo que escuchar algo que no quiero, él me lo dice. Y está bien, porque en este mundo uno se equivoca, y tener a alguien que te marque el error con amor, te baja a tierra”.
Y reconoce que los asados familiares permiten descomprimir las cuestiones que eran de gestión. “Discutimos mucho”, admite JP. “Pero sabemos que pensamos lo mismo. Estamos parados en la vereda opuesta de lo que está pasando hoy en el país. Ya en la época de Macri no coincidíamos en nada con lo que se hacía. Y también aprendimos a ser autocríticos con lo que nos tocó hacer cuando gobernamos”. Juntos, pero no solamente para la foto.
Juan Pablo Luque respetó la tradición familiar de votar junto a su padre Ernesto, a quien responsabilizó respecto al legado peronista que se inició inclusive, mucho antes
“En la mesa siempre se habló de Perón” asume sobre la pertenencia heredada. “Hay cosas que no se enseñan, se transmiten. Se siembran de a poco, entre anécdotas, discusiones, silencios y domingos de asado”.
Luque destacó que antes de ser candidato fue “un hijo escuchando a su padre hablar de política”. Y aún más atrás la voz de su abuelo repitiendo un nombre como una consigna. “Mi abuelo falleció cuando yo era muy chico, pero él siempre hablaba de Perón”, contó Luque rompiendo la formalidad de un domingo de democracia interna.
“Con mi viejo hablábamos mucho más. De sus vivencias, de cuando jugaba al fútbol en La Plata. Y de política también siempre”.
“Es como cuando vos sos hincha de un club, y un día tu hijo juega en ese mismo equipo. Eso pasó,el hijo de un peronista de toda la vida; un día llegó a ser intendente. Es algo que se cierra, que se completa”, aportó Luque hijo.
“El primer crítico que tengo es mi viejo”, reconoció desde la intimidad y la confianza: “Siempre me bancó a muerte, estuvo conmigo en todas pero no se guarda nada. Si tengo que escuchar algo que no quiero, él me lo dice. Y está bien, porque en este mundo uno se equivoca, y tener a alguien que te marque el error con amor, te baja a tierra”.
Y reconoce que los asados familiares permiten descomprimir las cuestiones que eran de gestión. “Discutimos mucho”, admite JP. “Pero sabemos que pensamos lo mismo. Estamos parados en la vereda opuesta de lo que está pasando hoy en el país. Ya en la época de Macri no coincidíamos en nada con lo que se hacía. Y también aprendimos a ser autocríticos con lo que nos tocó hacer cuando gobernamos”. Juntos, pero no solamente para la foto.