El cierre de listas para la elección de diputados nacionales del próximo 26 de octubre, que ocurrirá formalmente este domingo por la noche, será la primera tirada de dados sobre la mesa. En las próximas diez semanas, los principales frentes electorales que tienen al gobernador de Chubut, Nacho Torres, al presidente Javier Milei y al peronismo como puntas de lanza de este juego de tres vías que repartirá apenas dos bancas, comenzarán a exprimir sus estrategias para convencer a un electorado que se anticipa esquivo, apático y con pocas ganas de ir a votar.
Si no hay un cambio de humor, en Chubut podría pasar lo mismo que viene ocurriendo en otras provincias: va menos gente a votar y las bancas se reparten, salvo excepciones, entre los oficialismos provinciales y los frentes que se pintarrajean de violeta para parecer libertarios de Milei.
Comodorismo
Hay algo que se cae de maduro: los próximos dos diputados nacionales por Chubut que asumirán el 10 de diciembre en la Cámara baja serán abogados y de Comodoro Rivadavia.
Entre Maira Frías, la chaqueña cristiana evangélica que lidera la lista de La Libertad Avanza; la actual diputada nacional que busca su reelección en la lista de Despierta Chubut, Ana Clara Romero; y el peronista Juan Pablo Luque, saldrán los dos nuevos legisladores nacionales.
En la actualidad, entre los ocho legisladores nacionales que tiene Chubut (tres senadores y cinco diputados), seis son de la ciudad petrolera: Carlos Linares (PJ), Andrea Cristina (PRO), Ana Clara Romero (PRO), José Glinski (PJ), Jorge “Loma” Ávila (Hacemos) y César Treffinger (LLA). A excepción de la senadora Edith Terenzi (UCR-Trelew) y la diputada Eugenia Alianiello (PJ-Puerto Madryn pero hoy residiendo en la Provincia de Buenos Aires).
Si se concreta la llegada de otros dos comodorenses, desde diciembre serán siete de ocho. Nunca una ciudad monopolizó tanto la representación legislativa de Chubut a nivel nacional. ¿La paradoja? Es el peor momento económico y social de la ciudad en 25 años, golpeada por la fuerte caída del empleo en el sector petrolero, el viejo motor de la economía chubutense que empezó a fallar.
Lo importante es competir
Hay un cuarto frente que intentará pugnar por una banca pero que, por ahora, las encuestas lo ubican muy lejos: la lista del Sindicato de Empleados de Comercio y Camioneros, que lleva al trelewense Alfredo Béliz a la cabeza. Ni el dirigente mercantil ni su socio político, el líder camionero Jorge Taboada, se han podido despegar con hechos de las críticas sobre su aceitado vínculo con el Gobierno provincial, lo que podría jugarles en contra en las urnas.
Que la compañera de fórmula de Béliz, la camionera comodorense Tatiana Goic, venga votando en la Legislatura provincial en línea con el oficialismo, y que esta semana haya confirmado su salida definitiva del bloque peronista junto a la representante sastrista, Mariela Williams, no hizo más que ubicar a este frente electoral sindical como un intento para atomizar votos peronistas, más que conformar una opción opositora al Gobierno provincial.
Ni este frente ni el resto de los frentes con tintes libertarios o de izquierda que llegarán a octubre parecen tener alguna mínima chance de llegar a la Cámara de Diputados.
Plebiscitar la gestión
Las estrategias que empiezan a asomar en cada uno de los tres frentes que pelearán por las dos bancas en juego, ayudan a entender el comienzo del partido pero están lejos de definir el resultado. Inclusive, con el correr de las semanas podría haber ajustes cuando las encuestas que manejan todos los candidatos empiecen a marcar alguna tendencia.
El gobernador Torres lanzó su frente Despierta Chubut con el claro objetivo de poner a la provincia por delante de cualquier otro interés electoral vinculado a la Casa Rosada o al kirchnerismo nacional.
Provincializar la elección es su estrategia casi inevitable. Machacar sobre el estado en que quedó la Provincia tras las últimas experiencias peronistas le sirvió para ganar el 30 de julio de 2023 y podría servirle ahora. Eso y resaltar los logros de su gestión en materia educativa, algo de lo que Torres se enorgullece.
Claro que con dos años de gestión sobre sus hombros, obstaculizada no sólo por el contexto local sino por el efecto de la motosierra de Milei, ir a plebiscitar su gestión conlleva riesgos.
Torres juega a nivel nacional en una “tercera vía” con otros gobernadores que se diferencian (aunque no mucho) de Milei pero sí dejan en claro que el gran adversario a sacar de la cancha es el kirchnerismo. “Para este ‘Riesgo Kuka’, Argentina necesita desesperadamente tener un espacio republicano”, sentenció el gobernador de Chubut hace pocos días en la señal LN+.
Un compañero de ruta suyo, el radical santafesino Maximiliano Pullaro, fue más allá: “El peor presidente de los últimos 40 años fue Néstor Kirchner”, dijo sin ponerse colorado. Torres, Pullaro y otro amigo político de ambos, el peronista cordobés Martín Llaryora, son más antikirchneristas que antimileístas. De eso no quedan dudas.
Que Torres haya elegido a Romero como cabeza de lista, con la que en privado ha tenido más de un chispazo en estos años, es una estrategia audaz. Que el otro integrante de la lista (el vicegobernador Gustavo Menna) también sea de Comodoro Rivadavia, es más inusual aún.
Tal vez, que la idea sea polarizar con el kirchnerismo y no con Milei ayude a explicar la elección de Romero, que sin dudas ha sido un ariete para el escuálido bloque libertario en el esquema de alianzas que tuvo que construir estos dos años en la Cámara de Diputados.
Es verdad que eso le valió muchas críticas a Romero puertas adentro de la provincia, pero si de atraer el voto antikirchnerista se trata, Romero da la talla.
Como muchos otros gobernadores, el chubutense no quiso caer en las garras de la alianza entre LLA y el PRO, pero tampoco subestima el voto libertario que no forma parte de ningún aparato y que la última vez que los chubutenses fueron a las urnas se inclinó 60% a 40% entre Milei y Sergio Massa.
Es verdad que fue hace dos años y que se jugaban otras cosas, pero no hay que soslayar que en el balotaje de diciembre de 2023, casi 200 mil chubutenses eligieron a Milei. Cuánto queda de esa tractor electoral es un misterio que se develará a finales de octubre.
Pintados de violetas
El líder de los libertarios en Chubut, el actual diputado nacional César Treffinger, anunció el viernes en sus redes sociales a los candidatos de LLA (la mayoría desconocidos para el público en general) y cerró su posteo con una frase en la que subyace una estrategia polarizadora: “En 2025, la elección es clara: kirchnerismo o libertad”, escribió el peón de Karina Milei y Martín Menem.
Treffinger soñó en algún momento que su “pyme” política llevara de candidato en este turno a su hijo y asesor Valentín Treffinger Saracho, hasta que una vieja denuncia por el presunto abuso de una menor en Tierra del Fuego lo dejó fuera de carrera. Hace pocos días fue absuelto, pero el daño (con olor a carpetazo) ya estaba hecho.
Treffinger combatió sin reglas a otro precandidato interno, el periodista de Esquel Ricardo Bustos, y frenó con más elegancia las aspiraciones de otro que tenía ganas, el exministro de Seguridad Federico Massoni, que era impulsado por Patricia Bullrich. El abogado afecto a mostrar su cuerpo y sus tatuajes en Instagram se guardó para una batalla futura: intentar ser el primer intendente libertario de Trelew en 2027.
La que pasó el filtro de “El Jefe” Karina fue Frías, que milita con Treffinger hace años y maneja con mano dura la agencia comodorense de la ANSES, uno de los organismos nacionales que los libertarios llenaron de militantes como antes lo habían hecho La Cámpora o Juntos por el Cambio. ¿Distintos? Ni modo.
La última chance peronista
El tercero en discordia en Chubut es el peronismo. Hasta hace un año, muchos dirigentes locales que a finales de 2023 hacían cola para acomodarse en los pocos espacios de poder que habían conseguido, miraban para otro lado cuando se empezaba a hablar de candidaturas para la elección de medio término.
Ahora, sin una renovación de fondo, cabal y refundante, como viene reclamando hace muchos años la militancia, el Partido Justicialista y sus aliados menores aparecen como una opción. No es mucho para un movimiento histórico, por cierto, pero de la cuasi extinción a terciar por una banca hay un abismo.
Interna mediante, Juan Pablo Luque, que perdió por 6 mil votos la gobernación en 2023 y después se recluyó en el ostracismo, reapareció para ganarle a Dante Bowen y ponerse a dos meses de las elecciones con serias chances de obtener una banca.
Luque viene eligiendo polarizar con la motosierra de Milei pero, también, se muestra como una opción peronista absolutamente distanciada de cualquier sesgo “nachista”, como muchos otros sectores peronistas que son señalados por propios y extraños por su cercanía con el gobernador.
Para este peronismo acostumbrado a perder, conseguir una banca en octubre sería un “triunfo” inesperado. Porque un tercer lugar mandaría a la casa para siempre no sólo a Luque, sino a muchos dirigentes vetustos en edad y en formas de hacer política que ahora se cuelgan de él, con Carlos Linares y Gustavo Fita a la cabeza.
Se vienen semanas intensas. Hay mucho en juego, no tanto para 2025 sino para 2027. Apáticos, abstenerse.
El cierre de listas para la elección de diputados nacionales del próximo 26 de octubre, que ocurrirá formalmente este domingo por la noche, será la primera tirada de dados sobre la mesa. En las próximas diez semanas, los principales frentes electorales que tienen al gobernador de Chubut, Nacho Torres, al presidente Javier Milei y al peronismo como puntas de lanza de este juego de tres vías que repartirá apenas dos bancas, comenzarán a exprimir sus estrategias para convencer a un electorado que se anticipa esquivo, apático y con pocas ganas de ir a votar.
Si no hay un cambio de humor, en Chubut podría pasar lo mismo que viene ocurriendo en otras provincias: va menos gente a votar y las bancas se reparten, salvo excepciones, entre los oficialismos provinciales y los frentes que se pintarrajean de violeta para parecer libertarios de Milei.
Comodorismo
Hay algo que se cae de maduro: los próximos dos diputados nacionales por Chubut que asumirán el 10 de diciembre en la Cámara baja serán abogados y de Comodoro Rivadavia.
Entre Maira Frías, la chaqueña cristiana evangélica que lidera la lista de La Libertad Avanza; la actual diputada nacional que busca su reelección en la lista de Despierta Chubut, Ana Clara Romero; y el peronista Juan Pablo Luque, saldrán los dos nuevos legisladores nacionales.
En la actualidad, entre los ocho legisladores nacionales que tiene Chubut (tres senadores y cinco diputados), seis son de la ciudad petrolera: Carlos Linares (PJ), Andrea Cristina (PRO), Ana Clara Romero (PRO), José Glinski (PJ), Jorge “Loma” Ávila (Hacemos) y César Treffinger (LLA). A excepción de la senadora Edith Terenzi (UCR-Trelew) y la diputada Eugenia Alianiello (PJ-Puerto Madryn pero hoy residiendo en la Provincia de Buenos Aires).
Si se concreta la llegada de otros dos comodorenses, desde diciembre serán siete de ocho. Nunca una ciudad monopolizó tanto la representación legislativa de Chubut a nivel nacional. ¿La paradoja? Es el peor momento económico y social de la ciudad en 25 años, golpeada por la fuerte caída del empleo en el sector petrolero, el viejo motor de la economía chubutense que empezó a fallar.
Lo importante es competir
Hay un cuarto frente que intentará pugnar por una banca pero que, por ahora, las encuestas lo ubican muy lejos: la lista del Sindicato de Empleados de Comercio y Camioneros, que lleva al trelewense Alfredo Béliz a la cabeza. Ni el dirigente mercantil ni su socio político, el líder camionero Jorge Taboada, se han podido despegar con hechos de las críticas sobre su aceitado vínculo con el Gobierno provincial, lo que podría jugarles en contra en las urnas.
Que la compañera de fórmula de Béliz, la camionera comodorense Tatiana Goic, venga votando en la Legislatura provincial en línea con el oficialismo, y que esta semana haya confirmado su salida definitiva del bloque peronista junto a la representante sastrista, Mariela Williams, no hizo más que ubicar a este frente electoral sindical como un intento para atomizar votos peronistas, más que conformar una opción opositora al Gobierno provincial.
Ni este frente ni el resto de los frentes con tintes libertarios o de izquierda que llegarán a octubre parecen tener alguna mínima chance de llegar a la Cámara de Diputados.
Plebiscitar la gestión
Las estrategias que empiezan a asomar en cada uno de los tres frentes que pelearán por las dos bancas en juego, ayudan a entender el comienzo del partido pero están lejos de definir el resultado. Inclusive, con el correr de las semanas podría haber ajustes cuando las encuestas que manejan todos los candidatos empiecen a marcar alguna tendencia.
El gobernador Torres lanzó su frente Despierta Chubut con el claro objetivo de poner a la provincia por delante de cualquier otro interés electoral vinculado a la Casa Rosada o al kirchnerismo nacional.
Provincializar la elección es su estrategia casi inevitable. Machacar sobre el estado en que quedó la Provincia tras las últimas experiencias peronistas le sirvió para ganar el 30 de julio de 2023 y podría servirle ahora. Eso y resaltar los logros de su gestión en materia educativa, algo de lo que Torres se enorgullece.
Claro que con dos años de gestión sobre sus hombros, obstaculizada no sólo por el contexto local sino por el efecto de la motosierra de Milei, ir a plebiscitar su gestión conlleva riesgos.
Torres juega a nivel nacional en una “tercera vía” con otros gobernadores que se diferencian (aunque no mucho) de Milei pero sí dejan en claro que el gran adversario a sacar de la cancha es el kirchnerismo. “Para este ‘Riesgo Kuka’, Argentina necesita desesperadamente tener un espacio republicano”, sentenció el gobernador de Chubut hace pocos días en la señal LN+.
Un compañero de ruta suyo, el radical santafesino Maximiliano Pullaro, fue más allá: “El peor presidente de los últimos 40 años fue Néstor Kirchner”, dijo sin ponerse colorado. Torres, Pullaro y otro amigo político de ambos, el peronista cordobés Martín Llaryora, son más antikirchneristas que antimileístas. De eso no quedan dudas.
Que Torres haya elegido a Romero como cabeza de lista, con la que en privado ha tenido más de un chispazo en estos años, es una estrategia audaz. Que el otro integrante de la lista (el vicegobernador Gustavo Menna) también sea de Comodoro Rivadavia, es más inusual aún.
Tal vez, que la idea sea polarizar con el kirchnerismo y no con Milei ayude a explicar la elección de Romero, que sin dudas ha sido un ariete para el escuálido bloque libertario en el esquema de alianzas que tuvo que construir estos dos años en la Cámara de Diputados.
Es verdad que eso le valió muchas críticas a Romero puertas adentro de la provincia, pero si de atraer el voto antikirchnerista se trata, Romero da la talla.
Como muchos otros gobernadores, el chubutense no quiso caer en las garras de la alianza entre LLA y el PRO, pero tampoco subestima el voto libertario que no forma parte de ningún aparato y que la última vez que los chubutenses fueron a las urnas se inclinó 60% a 40% entre Milei y Sergio Massa.
Es verdad que fue hace dos años y que se jugaban otras cosas, pero no hay que soslayar que en el balotaje de diciembre de 2023, casi 200 mil chubutenses eligieron a Milei. Cuánto queda de esa tractor electoral es un misterio que se develará a finales de octubre.
Pintados de violetas
El líder de los libertarios en Chubut, el actual diputado nacional César Treffinger, anunció el viernes en sus redes sociales a los candidatos de LLA (la mayoría desconocidos para el público en general) y cerró su posteo con una frase en la que subyace una estrategia polarizadora: “En 2025, la elección es clara: kirchnerismo o libertad”, escribió el peón de Karina Milei y Martín Menem.
Treffinger soñó en algún momento que su “pyme” política llevara de candidato en este turno a su hijo y asesor Valentín Treffinger Saracho, hasta que una vieja denuncia por el presunto abuso de una menor en Tierra del Fuego lo dejó fuera de carrera. Hace pocos días fue absuelto, pero el daño (con olor a carpetazo) ya estaba hecho.
Treffinger combatió sin reglas a otro precandidato interno, el periodista de Esquel Ricardo Bustos, y frenó con más elegancia las aspiraciones de otro que tenía ganas, el exministro de Seguridad Federico Massoni, que era impulsado por Patricia Bullrich. El abogado afecto a mostrar su cuerpo y sus tatuajes en Instagram se guardó para una batalla futura: intentar ser el primer intendente libertario de Trelew en 2027.
La que pasó el filtro de “El Jefe” Karina fue Frías, que milita con Treffinger hace años y maneja con mano dura la agencia comodorense de la ANSES, uno de los organismos nacionales que los libertarios llenaron de militantes como antes lo habían hecho La Cámpora o Juntos por el Cambio. ¿Distintos? Ni modo.
La última chance peronista
El tercero en discordia en Chubut es el peronismo. Hasta hace un año, muchos dirigentes locales que a finales de 2023 hacían cola para acomodarse en los pocos espacios de poder que habían conseguido, miraban para otro lado cuando se empezaba a hablar de candidaturas para la elección de medio término.
Ahora, sin una renovación de fondo, cabal y refundante, como viene reclamando hace muchos años la militancia, el Partido Justicialista y sus aliados menores aparecen como una opción. No es mucho para un movimiento histórico, por cierto, pero de la cuasi extinción a terciar por una banca hay un abismo.
Interna mediante, Juan Pablo Luque, que perdió por 6 mil votos la gobernación en 2023 y después se recluyó en el ostracismo, reapareció para ganarle a Dante Bowen y ponerse a dos meses de las elecciones con serias chances de obtener una banca.
Luque viene eligiendo polarizar con la motosierra de Milei pero, también, se muestra como una opción peronista absolutamente distanciada de cualquier sesgo “nachista”, como muchos otros sectores peronistas que son señalados por propios y extraños por su cercanía con el gobernador.
Para este peronismo acostumbrado a perder, conseguir una banca en octubre sería un “triunfo” inesperado. Porque un tercer lugar mandaría a la casa para siempre no sólo a Luque, sino a muchos dirigentes vetustos en edad y en formas de hacer política que ahora se cuelgan de él, con Carlos Linares y Gustavo Fita a la cabeza.
Se vienen semanas intensas. Hay mucho en juego, no tanto para 2025 sino para 2027. Apáticos, abstenerse.