Hay un momento de la mañana que es el favorito de Jorge. En esta escena, justo a un costado de la ruta, todavía cae el rocío y el sol apenas alumbra el campo en completo silencio. El jinete tiene a sus dos caballos criollos color lobuno, “Chimbo” y “Rodrigo”, que ya están despiertos y preparados para lo que vendrá. También tiene a su esposa Mónica, a sus amigos de aventura. Es una mañana de marzo, y este hombre que dejó San Patricio del Chañar, en Neuquén, sigue andando a caballo para llegar a su tierra natal, Hernández, en Entre Ríos. No hay intenciones de hazaña en su travesía de 1.450 kilómetros, más bien ganas de narrar y de saberse un poco más él.
En 1981, Jorge Martínez Arias tomó la decisión de trasladarse a Neuquén y dedicarse a la educación rural. En su primer matrimonio tuvo tres hijos, y recién a principios de los años 90 conoció a Mónica Cobelli, quien es su actual esposa y madre de su hija más joven.
Su sueño quedó suspendido, pero nunca dejó de criar caballos, ni de enseñarle a todos sus hijos el trato cariñoso hacia estos animales. De hecho, luego de que se jubilara como docente y llegara a convertirse en secretario de Cultura y Comunicación Social de San Patricio del Chañar en 2019, volvió a intensificarse ese deseo inconcluso. Entonces, pidió a su hijo mayor que le enviara dos caballos desde Entre Ríos. Estos eran Chimbo y Rodrigo.
En diciembre del año pasado terminó sus funciones, dejó pasar un tiempo, se acomodó y ahora sí, está regresando a su tierra. Su proeza puede trazar un paralelismo con el caso de otros amantes de los caballos, como Aimé Tschiffely, quien realizó una travesía histórica desde Buenos Aires a Nueva York con dos caballos: Gato y Mancha.
Hay un momento de la mañana que es el favorito de Jorge. En esta escena, justo a un costado de la ruta, todavía cae el rocío y el sol apenas alumbra el campo en completo silencio. El jinete tiene a sus dos caballos criollos color lobuno, “Chimbo” y “Rodrigo”, que ya están despiertos y preparados para lo que vendrá. También tiene a su esposa Mónica, a sus amigos de aventura. Es una mañana de marzo, y este hombre que dejó San Patricio del Chañar, en Neuquén, sigue andando a caballo para llegar a su tierra natal, Hernández, en Entre Ríos. No hay intenciones de hazaña en su travesía de 1.450 kilómetros, más bien ganas de narrar y de saberse un poco más él.
En 1981, Jorge Martínez Arias tomó la decisión de trasladarse a Neuquén y dedicarse a la educación rural. En su primer matrimonio tuvo tres hijos, y recién a principios de los años 90 conoció a Mónica Cobelli, quien es su actual esposa y madre de su hija más joven.
Su sueño quedó suspendido, pero nunca dejó de criar caballos, ni de enseñarle a todos sus hijos el trato cariñoso hacia estos animales. De hecho, luego de que se jubilara como docente y llegara a convertirse en secretario de Cultura y Comunicación Social de San Patricio del Chañar en 2019, volvió a intensificarse ese deseo inconcluso. Entonces, pidió a su hijo mayor que le enviara dos caballos desde Entre Ríos. Estos eran Chimbo y Rodrigo.
En diciembre del año pasado terminó sus funciones, dejó pasar un tiempo, se acomodó y ahora sí, está regresando a su tierra. Su proeza puede trazar un paralelismo con el caso de otros amantes de los caballos, como Aimé Tschiffely, quien realizó una travesía histórica desde Buenos Aires a Nueva York con dos caballos: Gato y Mancha.